domingo, 3 de abril de 2011

El testigo sin esfuerzo

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Empecemos siendo simplemente conscientes del mundo que nos rodea. Contempla el cielo y relaja tu mente. Deja que el cielo y tu mente se fundan. Date cuenta de las nubes que flotan en el cielo. Date cuenta de que eso no requiere ningún esfuerzo por tu parte. Tu vivencia del presente —en la que esas nubes están flotando— es muy simple, muy sencilla, sin esfuerzo, espontánea. Sencillamente te das cuenta de que hay una atención no forzada registrando las nubes. Lo mismo es aplicable a esos árboles, a esos pájaros y a esas rocas. Los registras de manera fácil y sin esfuerzo alguno.

Fíjate en los pensamientos que surgen en tu mente. Puede que registres diversas imágenes, símbolos, conceptos, deseos, miedos y esperanzas, emergiendo espontáneamente en tu conciencia. Surgen, se quedan ahí un poco y se van. Esos pensamientos y sentimientos surgen bajo tu atención al momento, y esa atención es muy simple, sin esfuerzo, espontánea. Los registras de manera fácil y sin esfuerzo alguno.

Date cuenta: puedes ver las nubes alejándose porque no eres las nubes. Eres el que presencia esas nubes. Puedes percibir las sensaciones corporales porque no eres esas sensaciones. Eres el testigo de esas sensaciones. Puedes ver los pensamientos flotando porque no eres esos pensamientos. Eres el testigo de esos pensamientos. De manera espontánea y natural, todos esos objetos surgen, por sí mismos, sin esfuerzo en tu momento presente.

Ken Wilber

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