martes, 9 de junio de 2015

El Peregrino Querubínico

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El Peregrino Querubínico... una bella y mística obra... escrita en el siglo XVII por Angelus Silesius... Aquí selecciono un buen número de sus versos... Para leer la obra más extensamente, abajo del todo están los links...

Nota:  Esta colección está motivada principalmente por unas anotaciones que hice hace años, seleccionando algunos poemas de los libros I al V del Peregrino Querubínico. Para este post, he añadido bastantes poemas más (recogiendo así numerosos destellos de los 6 libros de que consta la obra completa). Cada poema está numerado, indicándose el libro al que corresponde (en números romanos), seguido del poema de que se trata correspondiente al libro mencionado. Ejemplo: IV.183 significa que es el poema 183 del libro IV.

2ª nota: Para traducir algunos de los versos, me he basado en la combinación de las diversas traducciones que he encontrado, en los casos donde así me pareció que se ganaba claridad. 

El Peregrino Querubínico

I.001 - Lo que es fino permanece

Pura como el más fino oro, dura como la roca, 
clara como el cristal, ha de ser tu alma. 

I.003 - Solo Dios puede satisfacer

Fuera, fuera, serafines, no podéis vosotros apagar mi sed; 
fuera, fuera, santos, y lo que en vosotros resplandece; 
de vosotros nada quiero: solo quiero lanzarme
al mar increado de la mera deidad. 

I.005 - No se sabe lo que se es

No sé lo que soy, no soy lo que sé: 
una cosa y una no cosa, un punto y un círculo. 

I.008 - Dios no vive sin mí

Sé que sin mí, Dios no puede vivir ni un instante; 
si soy aniquilado, Él debe necesariamente morir. 

I.010 - Yo soy como Dios, y Dios como yo 

Soy tan grande como Dios. Él es tan pequeño como yo.
Él no puede estar sobre mí, ni yo bajo Él. 

I.011 - Dios está en mí, y yo en Él 

Dios es en mí el fuego, y yo en Él el brillo: 
¿no estamos el uno con el otro íntimamente unidos? 

I.012 - Hay que lanzarse más allá de sí mismo

Hombre, si lanzas tu espíritu más allá del espacio y del tiempo, 
puedes estar en la eternidad en cada instante. 

I.013 - El hombre es eternidad 

Yo mismo soy eternidad, cuando abandono el tiempo, 
y me recojo en Dios, y a Dios en mí. 

I.014 -Un cristiano tan rico como Dios 

Soy tan rico como Dios; no puede haber ni una mota de polvo, 
que (créeme, hombre) no tenga yo en común con Él. 

I.019 - El bienaventurado silencio 

¡Cuán bienaventurado es el hombre que no quiere ni sabe!,
que no da a Dios (compréndeme bien) elogio ni alabanza. 

I.021 - Dios nada concede a nadie: Él se ofrece a todos.
De tal manera que, si solo a Él quieres, es completamente tuyo. 

I.022 - El abandono 

Cuanto más te abandones a Dios, tanto más puede Él llegar a ser para ti: 
ni más ni menos te aliviará Él de tus pesares. 

I.023 - La María espiritual 

He de ser MARÍA, y Dios ha de nacer de mí, 
si Él me ha de conceder la beatitud eterna. 

I.024 - No ser nada, no querer nada 

Hombre, si aún eres algo, si algo sabes, algo amas y posees: 
no estás aún, créeme, libre de tu carga. 

I.025 - A Dios no se lo aprehende 

Dios es pura nada, no lo toca ningún aquí ni ahora: 
cuanto más buscas asirlo, más Él se te sustrae. 

I.030 - No hay muerte 

No creo en la muerte: aunque muera cada hora, 
he encontrado cada vez una vida mejor. 

I.031 - El morir perpetuo 

Muero y vivo para Dios: si quiero vivir eternamente para Él, 
el espíritu también he de entregarle eternamente. 

I.034 - La muerte te deifica 

Cuando estás muerto, y Dios se ha hecho tu vida, 
solo entonces entras a formar parte del altísimo orden divino. 

I.035 - La muerte es la mejor de las cosas 

Digo, puesto que solo la muerte me libera, 
que ella es la mejor cosa entre todas las cosas. 

I.036 - No hay muerte sin vida 

Afirmo que nada muere: solo que otra vida, 
aun la de tormentos misma, es dada por la muerte. 

I.037 - La inquietud viene de ti 

No hay nada que te agite: tú mismo eres la rueda,
que gira por sí misma y no tiene reposo. 

I.038 - La indiferencia proporciona la paz 

Cuando aceptas las cosas sin ninguna distinción, 
permaneces sosegado, lo mismo en el amor que en el dolor. 

I.040 - Dios es algo milagroso: es lo que Él quiere, 
y quiere lo que Él es, sin ninguna meta ni medida. 

I.041 - Dios no conoce el fin de sí mismo 

Dios es infinitamente elevado, (¡hombre, reconócelo sin demora!), 
Él mismo no encuentra jamás el fin de su divinidad. 

I.042 - Dios se fundamenta sin fundamento, y se mide sin medida. 
Si eres con Él un espíritu, hombre, lo comprenderás. 

I.043 - Se ama aun sin conocer 

Amo una sola cosa, y no sé lo que es: 
y porque no lo sé, es por lo que la he elegido. 

I.044 - Debe dejarse el algo 

Hombre, si amas algo, no amas verdaderamente nada.
Dios no es esto o aquello; deja por eso el algo. 

I.045 - Quien nada ansía, nada tiene, nada sabe, nada ama, nada quiere, 
ese tal aún mucho más tiene, sabe, ansía y ama. 

I.046 - La nada venturosa ((la no-cosa bienaventurada))

Soy algo bienaventurado, si puedo ser una nada, 
ni manifiesta ni partícipe de todo lo que existe. 

((Traducción alternativa: «Soy cosa bienaventurada si soy no-cosa, que nada sabe ni tiene en común con cualquier cosa existente»)) 

I.049 - La quietud ((sosiego)) es el Bien supremo. Y si Dios no fuera quietud, 
cerraría ante Él mismo mis dos ojos. 

I.051 - Quien en la alegría, en el dolor y en el tormento permanece inalterable,
ese no puede ya estar lejos de la ecuanimidad de Dios. 

I.053 - La virtud está en la paz ((tranquilidad, sosiego))

Hombre, si obras virtud con trabajo y esfuerzo, 
aún no la tienes, luchas aún por ella. 

I.055 - El manantial está en nosotros 

No necesitas clamar a Dios, el manantial está en ti: 
si no tapas la salida, fluye sin cesar. 

I.058 - El egoísmo 

Hombre, si buscas a Dios para obtener paz, aún no estás en lo cierto; 
te buscas a ti, y no a Él: no eres aún hijo, sino siervo. 

I.061 - Dios debe nacer en ti 

Si Cristo naciere mil veces en Belén, 
pero no en ti, seguirías perdido eternamente. 

I.062 - Lo exterior no te vale 

La cruz del Gólgota no te puede redimir del mal, 
si no se erige también en ti. 

I.065 - La pobreza es divina 

Dios es la cosa más pobre, está enteramente desnudo y libre: 
por eso digo con toda razón, que la pobreza es divina. 

I.066 - Si Dios es un fuego, mi corazón es el hogar, 
donde Él consume la leña de la vanidad. 

I.072 - Dios vive en una luz, hacia la cual no hay camino.
Quien no llega a ser la luz él mismo, no Lo verá jamás. 

I.073 - El hombre era la vida de Dios 

Antes de llegar a ser algo, yo era la vida de Dios.
Por eso Él se ha entregado completamente para mí. 

I.074 -  Se debe llegar al principio 

El espíritu que Dios me ha infundido en la creación, 
debe volver a sumergirse esencialmente en Él. 

I.075 - Tu ídolo, tu deseo 

Si deseas algo además de Dios, te lo digo clara y llanamente, 
que por muy santo que seas, será para ti tu ídolo. 

I.076 - No querer nada hace igual a Dios 

Dios es la eterna quietud, porque ni busca ni quiere nada. 
Si tú, del mismo modo, no quieres nada, entonces serás mucho. 

I.078 - ¡Mira! Todo lo que Dios ha creado es tan pequeño para mi espíritu,
que le parece que en Él es solo un puntito. 

I.080 - El pájaro en el aire, la piedra reposa sobre la tierra, 
en el agua vive el pez, mi espíritu en el Corazón de Dios. 

I.082 - El cielo está en ti 

Detente, ¿hacia dónde corres? ¡El cielo está en ti! 
Si buscas a Dios en otro sitio, no lo encontrarás jamás. 

I.084 - Quien quiera ser igual a Dios ha de ser desigual a todo, 
estar vacío de sí mismo, y libre de pesares. 

I.085 - ¿Cómo se escucha la Palabra de Dios? 

Si quieres oír en ti la Palabra Eterna, 
debes despojarte antes de toda inquietud. 

I.086 - Soy tan vasto ((extenso)) como Dios. Nada hay en todo el mundo 
que (¡oh, milagro!) me contenga en sí. 

I.088 - ¿Cómo puedes, oh hombre, sentir deseos de algo, 
si tienes en ti a Dios y todas las cosas? 

I.089 - El alma es igual a Dios 

Puesto que mi alma, en Dios, se encuentra fuera del tiempo y del espacio, 
debe ser igual al Espacio y al Verbo Eterno. 

I.091 - Ha de darse gracias por todo 

Hombre, si aún acostumbras a agradecer a Dios por esto o por aquello ((por cosas en concreto)), 
aún no te has librado de los obstáculos de tu debilidad. 

I.092 - Quién está completamente divinizado 

Quien es como si no fuera, y como si nunca hubiera sido, 
ese tal, ¡oh beatitud!, se ha convertido totalmente en Dios. 

I.095 - Cuando a través de Dios he llegado a ser pureza, 
no me dirijo a ningún sitio para encontrar a Dios. 

((Traducción alternativa del último verso: «para encontrar a Dios, ya no tengo que preocuparme»)) 

I.096 - Dios nada puede sin mí 

Sin mí, Dios no puede hacer ni siquiera un simple gusanito;
si yo no lo mantengo con Él, se desintegra y desaparece de inmediato. 

I.097 - La unión con Dios salva de los tormentos eternos 

Quien está unido a Dios no puede ser condenado, 
pues Dios Mismo sería arrojado con él a la muerte y al fuego. 

I.098 - La voluntad muerta es soberana 

Tan pronto como mi voluntad está muerta, Dios ha de hacer lo que yo quiero. 
Incluso soy yo quien le prescribo el modelo y la meta. 

I.099 - Para el abandono todo es igual 

Me abandono totalmente a Dios. Si quisiere darme penas, 
le sonreiré tanto como por las alegrías. 

I.100 - Le importo tanto a Dios como Él a mí. 
Le ayudo a mantener su ser, y Él, el mío. 

I.102 - Alquimia espiritual 

El plomo se vuelve oro, el azar se desvanece, 
cuando con Dios, y por Dios, me transformo en Dios. 

I.105 - La imagen de Dios 

Llevo en mí la imagen de Dios. Si Él quiere verse, 
solo puede hacerlo en mí y en lo que se me parece. 

I.106 - Uno es en el otro 

Yo no soy fuera de Dios, ni Dios es fuera de mí. 
Yo soy su resplandor y su luz, y Él es mi ornamento. 

I.107 - Todo es en Dios 

Si es verdad que la criatura ha salido fuera de Dios, 
¿cómo es que Él aún la mantiene en su seno? 

I.108 - La rosa que ve aquí tu ojo exterior, 
ha florecido en Dios desde la eternidad. 

I.109 - Puesto que las criaturas perduran en la Palabra de Dios,
¿cómo pueden jamás estropearse y desaparecer? 

I.110 - La búsqueda de la criatura 

Desde el primer comienzo hasta el día de hoy, 
la criatura no busca otra cosa que la Paz de su Creador. 

I.111 - La divinidad es una nada 

La sutil divinidad es una nada y menos que nada.
Hombre, créeme, quien ve que todo es nada, este la ve. 

((El primer verso, literalmente: «(...) es una nada y sobrenada», o sea, es una nada y más allá de la nada))

I.117 - En el mundo no hay nada dulce 

Quien llama a algo del mundo dulce y encantador, 
es porque aún no conoce la dulzura, que es Dios. 

I.118 - El espíritu permanece siempre libre 

¡Átame, tan rudamente como quieras, a mil cadenas! 
Siempre seré libre y desencadenado. 

I.119 - Ve al origen 

Hombre, en el origen el agua es clara y pura. 
Si no bebes de la fuente, estarás en peligro. 

I.125 - La indiferencia no conoce sufrimiento 

A quien todo le parece igual, no le atormenta el sufrimiento, 
aunque esté en la ciénaga del más profundo infierno. 

I.127 - Para Dios todo es igual 

Dios no hace distinciones; todo es uno para Él.
Se comunica tanto con la mosca como contigo. 

I.133 - Dios es un eterno Ahora (Traducción alternativa: «Dios es un instante eterno»)

Si Dios es un eterno Ahora, ¿qué impide 
que, ya ahora mismo, sea en mí todo en todo? 

I.136 - ¿Cómo reposa Dios en mí? 

Has de ser completamente puro, y estar en el ahora, 
si Dios ha de contemplarse en ti, y reposar dulcemente. 

I.137 - Dios no condena a nadie 

¿Por qué te quejas de Dios? ¡Tú mismo te condenas! 
Créeme, Él jamás haría tal cosa. 

I.138 - Más tú sales, más Dios entra 

Cuanto más te derramas y sales de ti mismo, 
tanto más Dios fluye en ti con su divinidad. 

I.140 - El hombre es todas las cosas. Si le falta alguna, 
es porque, de hecho, no conoce su propia riqueza. 

I.143 - El apego a uno mismo condena 

Si el diablo pudiera abandonar su apego a sí mismo, 
súbitamente le verías en el trono de Dios. 

I.144 - ¿Por qué te imaginas que puedes contar la multitud de las estrellas? 
El Creador es el único que puede contarlas. 

((Nota de Toni: En otras palabras: el individuo es incapaz de controlar la multiplicidad de circunstancias que cree que le rodean, pero si se rinde a la Vida, Ella se ocupa armoniosamente de todo))

I.145 - En ti hay lo que tú quieres 

El cielo está en ti, y también los tormentos del infierno. 
Lo que tú eliges y quieres, eso es lo que tienes y lo ves por doquier. 

I.147 - La tierra virgen 

Lo más exquisito en el mundo es la pura tierra virgen. 
Se dice que, a partir de ella, nace el hijo de los sabios. 

((Nota de Toni: La tierra virgen es una mente vacía de creencias, desapegada de los juicios))

I.150 - Si mi alma está en el cuerpo, e igualmente en todos los miembros, 
puedo decir con razón que el cuerpo está a su vez en ella. 

((Nota de Toni: La conciencia no está en el cuerpo, sino que el cuerpo es algo imaginado en la conciencia))

I.153 - Has de convertirte en niño 

Hombre, si no te conviertes en niño, no entrarás 
en donde están los hijos de Dios: la puerta es muy pequeña. 

I.157 - El extraño parentesco de Dios 

Dime, oh gran Dios, ¿cómo estoy emparentado contigo, 
ya que me llamas madre, novia, esposa e hijo? 

I.159 - La vacuidad es como Dios 

Hombre, si estás vacío, el agua manará de ti 
como si brotara de la fuente de la eternidad. 

I.167 - Tanto como el alma reposa en Dios, Dios reposa en ella;
ni más ni menos, —créelo, hombre—, será Él para ti. 

I.169 - No desear nada es beatitud 

Si los santos están inmersos en la quietud de Dios, 
y tienen beatitud, es porque no desean nada. 

I.171 - Se encuentra a Dios si no se le busca 

Dios no está aquí o allá. Quien desee encontrarlo, 
que se deje atar pies y manos, cuerpo y alma. 

I.173 - No solo de pan vive el hombre 

El pan no te nutre. Lo que te sacia en el pan 
es la Palabra eterna de Dios, que es vida y espíritu. 

I.174 - Los dones no son Dios 

Quien pide dones a Dios, está ciertamente en el error. 
Porque adora a la criatura, y no al Creador. 

I.177 - En el fondo todo es uno 

Se habla de espacio y tiempo, de ahora y eternidad. 
Pero ¿qué es espacio y tiempo, y ahora y eternidad? 

I.182 - El mercenario no es hijo 

Hombre, si sirves a Dios por los bienes, por la beatitud, por la retribución, 
aún no le sirves como un hijo, movido por el amor. 

I.184 - Dios es para mí lo que yo quiero 

Dios es mi cayado, mi luz, mi sendero, mi meta, mi juego, 
mi padre, hermano, hijo, y todo lo que quiero. 

I.185 - El espacio mismo está en ti 

Tú no estás en el espacio, sino que el espacio está en ti. 
Si lo sueltas, entonces, ya aquí, estás en la eternidad. 

I.187 - La vastedad del alma 

El mundo es muy estrecho para mí, y el cielo, demasiado pequeño. 
¿Dónde podré encontrar un espacio para mi alma? 

I.188 - El tiempo y la eternidad 

Dices: ¡trasládate del tiempo a la eternidad! 
Pero, ¿hay alguna diferencia entre la eternidad y el tiempo? 

I.189 - El hombre fabrica el tiempo 

Tú mismo fabricas el tiempo. El reloj son los sentidos. 
Si detienes las inquietudes, el tiempo ya no existe. 

I.190 - La indiferencia 

No sé lo que he de hacer. Todo me parece igual: 
Lugar y no-lugar, eternidad y tiempo, noche y día, alegría y sufrimiento. 

I.191 - Quien ha de contemplar a Dios, debe serlo todo 

Quien no es él mismo todo, es aún muy diminuto 
para verte a Ti, oh mi Dios, y para ver todas las cosas. 

I.192 - Quién está en verdad deificado 

Hombre, solo cuando has llegado a ser todas las cosas, 
es cuando estás en la Palabra, y en el orden de los dioses. 

I.193 - La criatura es, en verdad, en Dios 

La criatura es más en Dios que en sí. 
Aunque perezca, permanece no obstante en Él eternamente. 

I.194 - ¿Quién eres tú frente a Dios? 

Hombre, no te enorgullezcas de tus obras ante Dios, 
porque, ante Dios, los actos de todos los santos son un juego. 

I.200 - Dios no es nada (creatural) 

Verdaderamente, Dios no es nada. Y si algo es, 
lo es solamente en mí, cuando me elige para Él. 

I.202 - La excelsa dignidad 

¡Oh excelsa dignidad! Dios salta de su trono 
y me sienta en su lugar en su amado Hijo. 

I.203 - Siempre lo mismo 

He llegado a ser lo que era, y soy lo que he sido, 
y lo seré eternamente si mi cuerpo y mi alma se curan. 

I.205 - El lugar es la Palabra 

El lugar y la Palabra son uno. Si no existiera el lugar, 
(¡por toda la eternidad!), no existiría la Palabra. 

I.212 - Yo como Dios, Dios como yo 

Dios es lo que Él es. Yo soy lo que yo soy. 
Pero si conoces a uno de los dos, conoces a ambos. 

I.216 - La deificación 

Dios es mi espíritu, mi sangre, mi carne y mis huesos. 
¿Cómo no he de estar con Él entonces, deificado por completo? 

I.218 - La mirada divina 

Quien en el prójimo no ve sino a Dios y a Cristo, 
ese tal ve con la luz que surge de la divinidad. 

I.232 - Señor, hágase tu voluntad 

Lo que más agrada a Dios oír de ti
es cuando le dices con todo el corazón: que se haga su voluntad. 

I.235 - Todo con Dios 

Adoro a Dios con Dios, desde Él y con Él. 
Él es mi espíritu, mi palabra, mi salmo y todo lo que puedo. 

I.236 - El Espíritu nos representa 

Dios se ama y se alaba a sí mismo tanto como puede. 
Se arrodilla y se inclina ante sí mismo, y se adora. 

I.237 - La verdadera plegaria es interior 

Hombre, si quieres saber qué significa orar sinceramente, 
entra en ti, y pregunta al Espíritu de Dios. 

I.240 - La oración silenciosa 

Dios es tan superior a todo que nada puede expresarlo. 
Por eso, lo adoras mejor con el silencio. 

I.256 - La filiación y la paternidad recíprocas 

Soy el niño y el hijo de Dios. A su vez, Él es mi niño. 
¡Qué sucede, que ambos somos ambas cosas! 

I.263 - Dios nunca acaba de explorarse 

La eterna deidad es tan rica en pensamientos y acciones (obras),
que nunca acaba de explorarse a sí misma por completo. 

I.269 - En Dios, todo es igual

Dios presta exactamente la misma atención al canto de la rana, 
que al gorjeo que le dirige la alondra. 

I.271 - En Dios no hay nada de la criatura 

Si aún amas algo en Dios, con eso dices 
que Dios para ti todavía no es Dios y todas las cosas. 

I.272 - El hombre es semejanza de Dios 

Lo que Dios puede desear y anhelar desde la eternidad, 
eso lo contempla en mí como semejanza suya. 

I.273 - Supera la santidad 

La santidad es buena. Quien puede superarla 
es, con Dios y el hombre, lo más excelso. 

I.274 - El azar debe desaparecer 

El azar debe desaparecer, y toda falsa apariencia. 
Debes ser totalmente escueto (natural, sin adornos) y esencial. 

I.275 - El hombre lleva todo a Dios 

Hombre, ¡todo te ama! Todo se reúne a tu alrededor, 
todo corre hacia ti para llegar hasta Dios. 

I.276 - Uno del otro, principio y fin 

Dios es mi fin último. Si yo soy su principio, 
Él despliega su ser desde mí, y yo me disipo en Él. 

I.279 - El ego nada crea 

Con tu ego buscas ahora eso, luego aquello... 
¡Deja hacer a Dios según su voluntad! 

I.284 - Debe irse más allá de todo conocimiento 

Lo que conoce el serafín no puede satisfacerme. 
Quiero volar por encima de él, adonde nada se conoce. 

I.285 - El conocedor debe convertirse en lo conocido 

En Dios no se conoce nada. Él es un Uno único. 
Lo que se conoce en Él, debe serlo uno mismo. 

((Nota de Toni: En otras palabras: En Dios, conocer es ser. Puesto que solamente hay Uno, solamente puede conocerse lo que se es: lo que ese Uno mismo y único ES. En palabras del místico Ruysbroek: somos lo que contemplamos, y contemplamos lo que somos))

I.289 - Sin porqué ((=porque sí)) 

La rosa es sin porqué. Florece porque florece. ((Florece porque sí))
No se preocupa de sí misma. No pregunta si se la ve. 

I.290 - Deja que Dios se ocupe ((Deja que Dios provea))

¿Quién adorna los lirios? ¿Quién alimenta los narcisos? 
¿Por qué entonces, cristiano, te preocupas tanto de ti? 

I.293 - Cuándo se está deificado 

Hombre, cuando no te toque el amor ni te hiera el dolor, 
habrás entrado en verdad en Dios, y Dios en ti. 

I.294 - Dios no tiene voluntad 

Oramos: Señor y Dios mío, ¡hagase tu voluntad! 
Y fíjate: Él no tiene voluntad: Él es una calma eterna. 

I.298 - El reino de los cielos está en nuestro interior 

Cristiano, ¿adónde corres? El cielo está en ti. 
¿Por qué lo buscas entonces en la puerta de otro? 

I.299 - Se oye en el silencio 

La Palabra resuena más en ti, que en la boca de otro. 
Si puedes hacerle silencio, la oirás al instante. 

I.300 - Bebe de tu propio pozo 

¡Qué necio es el hombre que bebe del charco, 
ignorando la fuente que brota en su propia casa! 

I.301 - Los hijos de Dios 

Puesto que los hijos de Dios no quieren correr con su propio impulso, 
son impulsados por Él y por el Espíritu Santo. 



II.001 - El amor está por encima del temor 

Temer a Dios está muy bien, pero es mejor amarlo. 
Y aún mejor, elevarse a Él por encima del amor.  

II.003 - El hombre en Dios, Dios en el hombre 

Si soy el hijo de Dios, quien puede verlo, 
contempla al hombre en Dios, y a Dios en el hombre. 

II.006 - La nada es el mejor consuelo. Si Dios retira su brillo de ti, 
debe la mera nada ser tu consuelo en el desconsuelo. 

II.008 - Con el silencio se aprende 

Calla, bienamado, calla. Si puedes silenciarte completamente, 
Dios te dispensará un bien mayor que el que tú deseas. 

II.014 - Quien ama una sola cosa, es esposa 

El alma que nada sabe, nada quiere, nada ama, más que una cosa, 
ha de ser hoy mismo la esposa del Esposo eterno. 

II.015 - La pobreza mística 

¿Quién es un hombre pobre? El que desorientado y desvalido, 
no tiene criatura ni Dios, ni cuerpo ni alma. 

II.017 - Dios no se niega a nadie 

¡Toma, bebe cuanto quieras y puedas! Queda a tu arbitrio. 
La entera divinidad misma es tu festín. 

II.018 - La sabiduría de Salomón 

¿Cómo? ¿Tienes solo a Salomón por el más sabio de todos? 
¡Tú mismo puedes ser Salomón y toda su sabiduría! 

II.019 - Lo supremo es estar en quietud 

Estar ocupado es bueno, pero orar es mejor. 
Y aún es mucho mejor aproximarse al Señor silenciosa y serenamente. 

II.021 - Debes ser lo supremo 

El mundo es una nada vana. Los ángeles, vulgares. 
Por eso debo ser Dios y hombre en Cristo Jesús. 

II.022 - Elévate por encima de ti mismo 

El hombre que no eleva su espíritu por encima de sí mismo, 
no es digno de vivir en la condición de hombre. 

II.023 - En Cristo se asciende 

Puesto que mi Salvador ha superado a los ángeles, 
también yo puedo, (si lo quiero), elevarme por encima de ellos. 

II.025 - Tú mismo creas tu inquietud 

Ni la criatura ni Dios pueden llevarte a la inquietud. 
Eres tú mismo (¡oh necia locura!) quien se inquieta por las cosas. 

II.026 - La libertad 

¡Tú, noble libertad! Quien no se entrega a ti, 
no sabe lo que ama un hombre que ama la libertad. 

II.027 - También sobre la libertad 

Quien ama la libertad, ama a Dios. A quien se sumerge en Dios, 
y todo aparta de sí, es a quien Dios se la concede. 

II.028 - La igualdad ((en el sentido de ecuanimidad, indiferencia)) 

La igualdad es un tesoro. Si la posees en el tiempo, 
obtienes el reino del cielo y la plena beatitud. 

II.032 - El silencio es superior al canto de los ángeles 

Bellamente cantan los ángeles. Yo sé que tu canto, 
si estás en perfecto silencio, suena mejor al Altísimo. 

II.034 - El buen uso no perjudica 

Hombre, si dices que algo te mantiene apartado del amor de Dios, 
es que aún no usas este mundo como es debido. 

II.042 - Lo inferior no estorba 

Quien está por encima de montañas y valles, y por encima de las nubes, 
no se inmuta para nada cuando truena y brilla el relámpago. 

II.043 - Abajo el muro que separa 

¡Fuera lo que se interpone, fuera! Si he de contemplar mi luz, 
ningún muro debe alzarse frente a mi vista. 

II.044 - Qué es la humanidad 

Preguntas: ¿qué es la humanidad? Te lo digo de inmediato. 
Con una palabra: es la sobreangelidad. 

((Nota de Toni: Esto alude a que se debe reconocer al Uno superando todos los posibles intermediarios que salgan a nuestro camino. En II.044 los intermediarios son simbolizados mediante la metáfora de los ángeles, mientras que en II.043 se simbolizaron mediante la metáfora del muro))

II.045 - Dios solo se ama a Sí mismo 

No hay duda de que Dios solo se ama a Sí mismo, 
y a quien pueda ser su otro Él en su hijo. 

((Nota de Toni: Necesariamente el Uno solo se ama a Sí mismo, puesto que aparte del Uno no existe nada más))

II.046 - Quien es Dios, ve a Dios 

Puesto que he de ver la verdadera luz tal cual es, 
debo yo mismo ser ella, pues de otro modo eso no podrá acontecer. 

II.047 - El amor no busca recompensa 

Hombre, si amas a Dios el Señor y buscas recompensa en ello, 
aún no has saboreado lo que es el amor y el amar. 

II.048 - A Dios se le conoce por las criaturas 

Dios, el escondido Dios, llega a ser conocido y familiar 
mediante sus criaturas, que son su proyección. 

((La parte final, también traducida como: «que son su huella»)) 

II.050 - Dios se vuelve un pequeño 

Dios, ¡oh, cosa increíble!, se incluye en la pequeñez del niño. 
¡Ojalá pudiera ser yo un niño en este niño! 

II.051 - Lo inefable 

¿Piensas que podrías decir el Nombre de Dios en el tiempo? 
¡Pues no puede ser pronunciado ni siquiera en una eternidad! 

II.053 - Todo depende de ti 

¡Ah, si tu corazón pudiera convertirse en un pesebre! 
Se haría Dios otra vez niño en esta tierra. 

II.054 - Has de abandonar toda forma  ((forma o imagen))

Pierde toda forma, hijo mío, y así serás igual a Dios. 
Y, en perfecta quietud, serás tu propio reino de los cielos. 

II.055 - Dios ES, no vive 

Propiamente, Dios solo es: Él no vive ni ama 
como se dice de mí, de ti, y de las otras cosas. 

II.056 - Pobreza y riqueza 

Quien no tiene lo que tiene y todo lo considera igual, 
es pobre en la riqueza, y rico en la pobreza. 

II.057 - Hay que crecer más allá de uno mismo 

Si creces más allá de ti mismo y de toda criatura, 
te imbuyes de la naturaleza divina. 

II.058 - Morir y vivir para Dios 

Muere y vive en Dios: ambas cosas son buenas. 
Porque hay que morir a Dios, y también vivir. 

II.059 - ¿Quién es más Dios que hombre? 

Quien ama sin sentir, y sabe sin conocimiento, 
es llamado, con justa razón, más Dios que hombre. 

II.060 - Del amar 

Hombre, si nada quieres ni amas, quieres y amas bien. 
Quien ama lo que quiere, no ama lo que debería. 

((Nota de Toni: En otras palabras: el amor auténtico no ama algunas cosas concretas dejando fuera de su amor otras cosas concretas, sino que lo ama todo por igual, ya que en esta ecuanimidad que lo abarca todo sin hacer excepciones, es donde reside el verdadero amor. En definitiva, se hace referencia a la diferencia entre el amor condicionado, el cual es un apego concreto y dual, y el amor incondicional, el cual es universal y extendido por igual hacia todo))

II.061 - Quien se abandona, encuentra a Dios 

Quien se ha perdido y librado de sí mismo, 
ha encontrado a Dios, su consuelo y salvador. 

II.066 - El uno ayuda al otro 

Dios es mi salvador, y yo lo soy de las otras cosas, 
si ellas se lanzan a mí, y yo a Él. 

II.068 - Se expresa con el silencio 

Hombre, si quieres expresar el ser de la eternidad, 
antes debes despojarte de todo discurso. ((tb. se ha traducido: «privarte del lenguaje»)) 

II.069 - La navegación espiritual 

Es el mundo mi mar; el Espíritu de Dios, el marinero;
mi cuerpo es la nave, y el alma es la que vuelve a casa. 

II.070 - La pureza 

La perfecta pureza no tiene imagen, forma ni amor. 
Está despojada de todo atributo, como la esencia de Dios. 

II.071 - El hombre esencial 

Un hombre esencial es como la eternidad, 
que permanece inmutable ante toda exterioridad. 

II.083 - El monte espiritual 

Soy un monte en Dios, y debo escalarme a mí mismo, 
si es que Dios ha de mostrarme su rostro bienamado. 

II.085 - Tú mismo eres tu prisión 

¡El mundo no te retiene! Tú mismo eres el mundo 
que contigo te mantiene tan duramente atado en ti. 

II.086 - Tú mismo debes ganarlo 

Dios ha hecho mucho bien. Pero tú no aprovecharás nada de ello, 
si no conquistas también tú tu corona en Él. 

II.087 - El polluelo espiritual 

Mi cuerpo es una cáscara, en la que un polluelo 
quiere ser incubado por el Espíritu de la eternidad. 

II.088 - Sobre lo mismo 

El pobre polluelo pía y picotea sin cesar. 
¿No verá entonces pronto el esplendor de la luz eterna? 

II.090 - La sumisión 

El resplandor del Hijo de Dios inunda de luz en un instante 
los corazones que enteramente se le someten. 

II.091 - La paciencia 

La paciencia es más que el oro. Incluso puede forzar a Dios 
a poner en mi corazón todo lo que Él tiene y es. 

II.092 - El abandono más místico 

El abandono aprehende a Dios. Pero abandonar a Dios mismo,
es un abandono que pocos hombres comprenden. 

II.102 - Lo exterior no me consuela 

¡De qué me vale, Gabriel, que saludes a María, 
si no eres también el mismo mensajero para mí! 

II.103 - El nacimiento espiritual 

Si el Espíritu de Dios te toca con su esencia, 
nace en ti el niño de la eternidad. 

II.105 - Gigante y niño al mismo tiempo 

Si Dios se halla esencialmente nacido en mí, 
entonces seré (¡oh maravilla!) gigante y niño al mismo tiempo. 

II.106 - Debes ensancharte 

Ensancha tu corazón, y Dios entrará en él. 
Debes ser su reino de los cielos, Él quiere ser tu rey. 

II.109 - El mundo no perece 

¡Mira, este mundo perece! ¿Qué? No perece, 
son solo las tinieblas que Dios desgarra en él. 

II.114 - Las criaturas son buenas 

Te quejas de que las criaturas te causan tormento. 
¿Cómo?, si deben ser para mí un camino hacia Dios...

II.117 - La soledad 

La soledad es necesaria. Pero si no eres vulgar, 
cualquier lugar será para ti un desierto. 

II.119 - Igualdad divina 

Un hombre entregado a Dios es igual a Dios en la paz, 
y camina en cada instante más allá del tiempo y del espacio. 

II.120 - Se come y se bebe a Dios 

Si estás deificado, comes y bebes a Dios 
(y esto es eternamente verdadero) en cada bocado de pan. 

II.123 - La paciencia tiene su porqué 

El cristiano soporta con paciencia sufrimientos, cruz y pena, 
para poder estar eternamente al lado de Jesús. 

II.125 - Tienes que tener la esencia 

Dios mismo es el reino de los cielos. Si quieres llegar al cielo, 
ha de encenderse en ti la esencia de Dios. 

II.128 - El cielo está siempre abierto 

No desesperes, cristiano mío. Puedes entrar en el cielo, 
con tal de que tengas un corazón valiente y decidido para ello. 

II.132 - La cualidad de Dios 

¿Cuál es la cualidad de Dios? Verterse en la criatura, 
ser en todo tiempo el mismo, no tener, no querer, no saber nada. 

((Nota de Toni: Con «no tener, no querer, no saber nada», se alude a estos verbos en su uso mundano de sujeto-objeto. En su uso no-dual, podríamos decir que para Dios, lo único que Él tiene, quiere y sabe, es exactamente lo que Él es, pues solamente Él existe y no hay división en sujeto/objeto)) 

II.134 - La igualdad 

Quien no ha nacido en ningún lugar, ni por nadie es conocido, 
encuentra incluso en el infierno su amada patria. 

II.135 - El abandono 

No quiero fuerza, poder, arte, sabiduría, riqueza, apariencias. 
Solo quiero ser un hijo en mi Padre. 

II.136 - Sobre la misma cuestión 

¡Sal de ti y entrará Dios! ¡Muere a ti mismo y Dios vivirá! 
¡No seas y Él será! ¡No hagas nada y el mandamiento se cumplirá! 

II.139 - ¿Cómo se puede ser angélico? 

Hijo, si quieres ser como los ángeles, puedes serlo ya mismo. 
¿Cómo? Ellos viven constantemente en la servicialidad. 

II.140 - La aniquilación de sí mismo 

Nada como la aniquilación de ti mismo te eleva por encima de ti. 
Quien más aniquilado está, tiene más divinidad. 

II.141 - El profundamente abandonado 

El hombre profundamente abandonado es eternamente libre y uno. 
¿Puede haber alguna diferencia entre él y Dios? 

II.142 - Tienes que serlo tú mismo 

¡No preguntes qué es lo divino! Pues si no lo eres, 
cristiano, no lo sabrás aunque te hablen de ello. 

II.143 - En Dios todo es Dios 

En Dios todo es Dios. Un simple gusanito 
que se encuentra en Dios no es menor que mil dioses. 

II.144 - ¿Qué es el abandono? Respondo sin lisonja 
que es la voluntad de Jesús en tu alma. 

II.146 - Dios es tiniebla y luz 

Dios es un puro fulgor, y también una nada oscura, 
a la que ninguna criatura puede contemplar con su luz. 

II.148 - El pobre en espíritu 

Un hombre verdaderamente pobre está vuelto enteramente a la nada. 
Aunque se le diera Dios mismo, sé que no lo tomaría. 

II.149 - Tú mismo eres todas las cosas 

¿Cómo puedes desear algo? Tú mismo puedes ser 
el cielo y la tierra y millares de ángeles. 

II.150 - La humildad te es necesaria 

¡Limítate a bajar la vista! Si rehúyes el fulgor del tiempo, 
¿cómo piensas entonces contemplar el fulgor de la eternidad? 

II.151 - Lo más noble del cristiano 

¿Qué es lo más noble? ¿Cuál es la pequeña perla preciosa 
del cristiano renacido? Ser siempre igual a sí mismo. 

II.152 - Lo más divino de todo 

Nada es más divino (si es que puedes comprenderlo) 
que no dejarse turbar, ni ahora ni en la eternidad. 

II.153 - La eternidad 

¿Qué es la eternidad? No es ni esto ni aquello, 
ni el ahora, ni algo, ni nada; es, no sé qué es. 

II.155 - Depende solo de ti 

Hombre, ¡no te confundas!, todo depende de ti. 
Lánzate a través de Dios: puedes ser el más grande en el cielo. 

II.156 - Dios se conoce a través del sol 

Solo una reverberación es el sol, y toda luz un reflejo. 
¡Qué fulgor no será Dios, mi sol! 

II.157 - A Dios se le contempla en uno mismo 

¿Qué aspecto tiene mi Dios? ¡Ve y mírate a ti mismo! 
Quien se contempla en Dios, contempla verdaderamente a Dios. 

II.158 - El alma viene de Dios 

El alma es una llama que proviene de Dios, el fulgor. 
¿No deberá entonces retornar a Él? 

II.160 - El espíritu no muere jamás 

El espíritu vive en sí mismo. Si después le falta la luz, 
(como le ocurre a un condenado) no por esto muere. 

II.161 - En el interior se vive bien 

Lo que es el espíritu de mi espíritu y la esencia de mi esencia, 
he aquí lo escogido para mí como residencia. 

II.162 - Vuelve tus rayos hacia dentro 

¡Ay, que mi alma tan solo invierta sus llamas y las aloje dentro de ella! 
Y pronto será rayo con el rayo, y una. 

II.163 - Dios obra como el fuego 

El fuego funde y une. Si te sumerges en el origen, 
tu espíritu debe estar con Dios fundido en uno. 

II.164 - La inocencia no arde 

Líbrate de tus culpas por mediación de Dios. La inocencia está protegida, 
y no será consumida por ninguna llama en toda la eternidad. 

II.165 - Una gotita basta 

Quien de la sangre de Cristo bebe una sola gotita, 
se funde con Él en Dios en infinita beatitud. 

II.166 - El mal no tiene esencia 

Hombre, cuando has sido sanado por la sangre del Cordero, 
no has sido en la eternidad un hombre malo. 

II.169 - La igualdad contempla a Dios 

Aquel para quien nada es como todo y todo como nada, 
es digno de contemplar la faz del Amado. 

II.170 - La separación ha de tener lugar 

La inocencia es oro, que no tiene escorias. 
Sepárate del cascajo: tú eres ciertamente oro. 

((Nota de Toni: Aquí se alude a la separación o discernimiento entre lo que es ilusorio —el cascajo— y lo que es real —el oro))

II.172 - Se ha de ser un Fénix 

Quiero ser un Fénix y consumirme en Dios, 
para que nada pueda separarme de Él. 

II.173 - Los débiles han de esperar 

Tú, ¡pobre pajarillo!, si no puedes volar por ti mismo, 
quédate posado con paciencia hasta que tengas más fuerza. 

II.174 - Hay que ejercitarse 

Palomita mía, ¡esfuérzate!, con el ejercicio mucho se aprende. 
Quien no se queda inmóvil, acaba por llegar a la meta. 

II.177 - Los hombres que con Cristo se han sumergido en Dios, 
han atravesado venturosos el juicio y la muerte. 

II.180 - El hombre no es nada, Dios es todo 

Yo no soy ni yo, ni tú. Tú, ciertamente, eres yo en mí. 
Por eso te rindo solo a Ti, mi Dios, tributo de gloria. 

II.182 - Para Dios todo es presente 

No hay antes ni después. Lo que mañana ha de suceder, 
ya lo ha visto Dios desde toda la eternidad esencialmente. 

II.183 - En el centro se ve todo 

Colócate en el centro, y verás todo a la vez, 
lo que sucede ahora y después, aquí y en el reino de los cielos. 

II.188 - La esencia no se mide 

No hay principio, tampoco hay final. 
Ni centro ni círculo, me gire hacia donde me gire. 

II.189 - El principio encuentra el fin 

Cuando Dios se une y se alía conmigo, hombre, 
el principio ve que encuentra su fin. 

II.190 - Sobre Dios 

Dios, que goza de sí mismo, nunca queda saciado de sí, 
porque solo en sí mismo tiene la saciedad suprema. ((O: «(...) tiene el supremo gozo»)) 

II.192 - Se ha de ser leal 

¡Ah, hermano, retorna! Porque eres humo y apariencia, 
tenemos que ser algo nuevo esencialmente. 

((Nota de Toni: En este poema, las dos traducciones que comparo difieren un tanto entre sí, siendo la otra igualmente inspiradora, pues su primer verso dice: «¡Ay, hermano, llega a ser! ¿Por qué sigues humo y apariencia?». La frase final puede tener doble sentido, aunque intuyo que el principal es el de entender que hay una elipsis del verbo "siendo", así: «¿Por qué sigues (siendo) humo y apariencia?»))

II.198 - Dios juega con la criatura 

Todo esto es un juego que la divinidad se ofrece a sí misma. 
Ha imaginado a la criatura para su deleite. 

II.200 - La renuncia 

Quien ha perdido su alma y se ha desprendido de ella, 
puede vivir venturoso, más y mejor con Dios. 

II.201 - El hombre y el otro Dios 

Dime, ¿cuál es la única diferencia entre Dios y yo? 
Es, en una palabra, nada más que la alteridad. 

II.207 - Dios es la vida en ti 

No eres tú el que vive ahí, pues la criatura está muerta. 
La vida que en ti te hace vivir, es Dios. 

II.209 - La verdadera vacuidad 

La verdadera vacuidad es como un noble vaso
que contiene néctar: lo tiene y no sabe qué es. 

II.214 - Las obras tienen el mismo valor 

No hay diferencia: si Dios manda acarrear estiércol, 
el ángel lo hace tan a gusto como reposar y tocar música. 

II.231 - El girasol 

No te sorprendas, amigo, de que yo nada quiera ver. 
He de dirigir en todo momento la mirada hacia mi sol. 

II.235 - La sobriedad mística 

A quien no acostumbra a beber de nada en demasía, 
ni aun de Dios* (entiéndeme bien), debo llamarlo sobrio. 

((*Silesius añade como nota, que en en ese verso se está refiriendo a la gula (glotonería) espiritual)) 

II.238 - De la virtud nace la paz 

La paz es el premio de la virtud, su fin y su sostén, 
su vínculo y su beatitud: sin virtud pronto se pierde. 

II.239 - La paz interior 

Estar en paz y ser uno en sí con Dios y con el hombre, 
¡eso ha de ser, a fe mía, paz sobre paz! 

II.240 - La paz divina 

¡Ah!, quien ha llegado a Dios, su fin y su descanso, 
ese ha sido transformado y acogido en la paz misma. 

II.248 - La calma se asemeja a la nada eterna 

Nada es tan semejante a la nada como la soledad y la calma; 
por eso mi voluntad la quiere, si es que algo quiere. 

II.252 - La suprema bendición 

Ningún hombre ha bendecido jamás tan excelsamente a Dios, 
como aquel que Le concede que lo alumbre como hijo Suyo. 

II.255 - Cinco grados hay en Dios 

Cinco grados hay en Dios: siervo, amigo, hijo, novia, esposa. 
Quien va más lejos, perece*, y nada más sabe de números. 

((*Se dice «perece» en un sentido espiritual: dejar de ser separadamente, de modo que donde parecía haber dos, se reconoce que solamente hay Uno))

II.256 - Nada impuro llega ante Dios 

¡Ay, hombre, transfórmate! Ciertamente has de ser tan sutil 
en la presencia de Dios como el alma de Cristo. 

II.257 - Tú también has de morir por Él 

La muerte del Señor Cristo no te vale de nada, cristiano mío, 
hasta que tú mismo no mueras también para Él, en Él. 

II.258 - La eternidad 

Si te parece más larga la eternidad que el tiempo, 
es que hablas de suplicio y no de beatitud. 



III.008 - La calma de la noche santa 

Mira, en la noche encalmada nace Dios, un niño, 
y he aquí que recupera lo perdido por Adán. 
Si tu alma está encalmada y es noche para la criatura, 
Dios se hace hombre en ti, hombre, y lo renueva todo. 

III.014 - Deseo de besar 

¡Déjame, Niño mío y Dios mío, aunque sea solo un instante, 
a tus pies, besar el trocito más pequeño de tu carne! 
Sé que si tan solo los toco levemente, 
enseguida desaparecerán tu pena y la mía. 

III.015 - La mejor alabanza 

¡Cantad, ángeles, cantad! Ni con cien mil lenguas 
este adorable Niño será dignamente alabado. 
¡Ah, ojalá no tuviera ni lengua ni voz! 
Sé que entonces, de súbito, le cantaría la cancioncilla más bella. 

III.016 - Él para mí, yo para Él 

Sabedlo, Dios se hace un niño para mí en el seno de la Virgen, 
para que yo sea Dios para Él, y le sea igual en grandeza. 

III.017 - Cuanto más cercano, mejor 

Hombre, hazte pariente de Dios por el agua, la sangre y el espíritu, 
para que seas Dios en Dios a partir de Dios y por medio de Dios. 
Quien quiera abrazarlo no solo ha de ser 
amigo, sino justamente su hijo y su madre. 

III.018 - La música más conmovedora 

¡Ved al amado Niño! Llora tan dulcemente 
que todos sus suspiros tocan a fondo el corazón. 
Deja que, mezclados con los tuyos, mis «ah» y «oh» resuenen 
para encontrar gracia ante Dios más que cualquier otro son. 

III.019 - La bendita transmutación 

Te aconsejo que te transformes en el pequeño Jesús 
porque deseas verte libre de tus penalidades. 
Al que Jesús ha de salvar del diablo, la muerte y el dolor, 
ese ha de estar verdaderamente «jesuficado». 

III.020 - Dios-hombre 

Pensad, Dios se cambia por mí y entra en la miseria 
para que yo alcance el reino y pueda ser Él. 

III.021 - Dios es un niño, ¿por qué? 

Hoy, el eterno Hijo de Dios es llamado solo niño 
aunque conoce al Padre desde miles de años. 
¿Por qué? ¡Nunca fue niño! Solo la Madre hace posible 
que con razón pueda ser invocado como niño. 

III.022 - El milagro más grande 

¡Oh milagro, el Hijo de Dios ha existido eternamente, 
pero solo hoy su Madre le ha dado a luz! 

III.023 - La madre espiritual de Dios 

La humildad de María es tan apreciada por Dios 
que Él mismo se complace en ser su hijo. 
Si eres humilde como una virgen pura, 
muy pronto Dios será tu hijo, y tú, su madre. 

III.024 - Al niñito Jesús 

Niño, ¿cómo puedo llamarte amorcillo, 
sabiendo como sabemos tu potencia infinita? 
Y sin embargo, ¡eres pequeño! Diré por tanto: grande y pequeño, 
niño, padre, Dios y hombre. Oh amor, ¡ten piedad de mí! 

III.025 - Ser niño es lo mejor 

Ya que ahora, el mismo Dios, el más grande, es pequeño, 
mi mayor deseo es convertirme en niño. 

III.030 - Sobre la cuna de Jesús 

Aquí reposa el noble Niño, la primera flor de la Virgen, 
de los ángeles alegría y gozo, premio y gloria de los hombres. 
Si Él ha de ser tu salvador y conducirte a Dios, 
no has de vivir muy alejado de su cuna. 

III.031 - Tu corazón es mejor si está vacío 

¡Oh miseria! ¡Nuestro Dios ha de permanecer en el establo! 
Hijo mío, vacía tu corazón y ofréceselo sin dilación. 

III.032 - El cielo se convierte en tierra 

El cielo se humilla, desciende y se convierte en tierra. 
¿Cuándo se levantará la tierra y se convertirá en cielo? 

III.033 - Cuándo Dios es concebido 

Concibes a Dios cuando la bondad de su Espíritu 
cubre con su sombra a su sirvienta, la virgen, tu alma. 

III.048 - El único día 

Solo conozco tres días: ayer, hoy y mañana. 
Pero cuando el ayer se esconde en el hoy y en el ahora, 
y el mañana se ha esfumado, vivo entonces aquel día 
que, antes de ser creado, vivía en Dios. 

III.050 - Lo grande en lo pequeño 

Dios mío, ¿cómo puede ser? ¡Mi espíritu, la nada, 
aspira a engullirte a Ti, el espacio de la eternidad! 

III.070 - Dios, el más generoso 

Dios da sin medida. Cuanto más se le desea, 
tanto más y más Él se ofrece y entrega. 

III.078 La Sulamita espiritual 

Dios es mi Salomón; yo, su Sulamita. 
Cuando lo amo con todo el corazón, Él se me da a mí. 

III.080 Dios, solo, no lo puede todo 

Dios, que ha creado el mundo y puede aniquilarlo, 
sin mi voluntad no puede llevar a cabo el nuevo nacimiento. 

((Nota de Toni: en otras palabras, el despertar del sueño de la dualidad es un regalo que ya se nos ha ofrecido desde el principio del aparente sueño, pero dicho despertar no aparece para nosotros hasta que damos nuestro consentimiento: el despertar no es una imposición, sino un regalo que libremente aceptamos cuando nos cansamos de jugar a las ilusorias limitaciones, lo cual acaba sucediendo tarde o temprano))

III.118 - La piedra filosofal está en ti 

Hombre, ¡entra, pues, en ti mismo! No se puede buscar 
la piedra filosofal en tierra extraña. 

III.119 - La piedra angular crea lo que perdura eternamente 

La piedra de oro produce oro, que perece con el mundo; 
la piedra angular, una construcción que perdura eternamente. 

III.127 - El sábado eterno en el tiempo 

Un hombre que puede recogerse en Dios 
ya, en el tiempo, comienza el sábado eterno. 

((Nota de Toni: Sábado eterno: descanso eterno, fiesta eterna; o sea, se comienza a disfrutar de la profunda paz y de la conciencia pura ya mismo, aunque aún parezca desenvolverse en el mundo del tiempo))

III.139 - Se encuentra lo que se busca 

El rico busca oro, el pobre busca a Dios. 
Oro encuentra el pobre, y el rico, solo lodo. 

III.140 - Vida regia 

¡Dona tu voluntad a Dios! Porque el que la cede 
es el único que tiene una vida regia. 

III.142 - En la dulzura habita Dios 

¡Apacigua tu corazón! Porque en las ventiscas violentas, 
en los terremotos y en el fuego no se encuentra a Dios. 

III.147 - Dios quiere estar solo 

¡Encierra a Dios en tu corazón! No dejes entrar a nadie más, 
así estará siempre contigo y será tu prisionero. 

((Nota de Toni: Es otra forma de decir aquello de «no se puede servir a dos amos», o aquello de «no se puede montar a la vez en dos caballos», etc. O sea, no dividir nuestra atención. O Dios, o las ilusiones. Si tratamos de mezclar lo inmezclable, nos quedamos en las ilusiones y perdemos de vista a Dios. Pero si elegimos únicamente la luz, todas las sombras se desvanecen))

III.148 - Dios es mi centro y mi círculo 

Dios es mi centro cuando lo recluyo en mí. 
Es mi circunferencia cuando, por amor, me fundo en Él. 

III.151 - El santo nunca está triste 

El santo jamás puede estar afligido en el espíritu. ¿Por qué? 
Siempre, incluso en los peores momentos, tributa alabanza a Dios. 

III.156 - El amor es superior al conocimiento 

Estar unido a Dios y gozar de sus besos 
es mejor que sin amor saber muchas cosas. 

III.160 - El amor es eterno 

La esperanza cesa, la fe se convierte en visión, 
no se hablan ya las lenguas, y todo lo que edificamos 
se desvanece con el tiempo. Solo el amor permanece. 
Por eso, desde ahora mismo, busquémoslo con diligencia. 

III.168 - La divinidad 

La divinidad es una fuente. De ella todo procede 
y a ella todo retorna: por eso es también un mar. 

III.170 - Sobre el movimiento perpetuo 

Tú buscas con tanta asiduidad el movimiento perpetuo 
como yo la eterna quietud: ¿qué es lo más importante? 

III.171 - El perturbado busca muchas cosas 

Busca una sola cosa el sabio, que es el sumo bien. 
El perturbado se afana por mil cosas, y todas ínfimas. 

III.172 - Lo más noble, lo más común 

Cuanto más noble es una cosa, tanto más común. 
Eso se percibe en Dios y en el esplendor del sol. 

III.174 - Que solo Dios sea tu porqué 

Ni tú, ni amigos, ni enemigos, sino la gloria de Dios 
ha de ser tu único porqué y tu causa última. 

III.175 - Qué hace Dios desde toda la eternidad 

¿Qué hacía Dios antes del tiempo en su trono eterno? 
Se amaba a sí mismo y engendró a su Hijo. 

III.176 - Algo ha de ser abandonado 

Hombre, no puede ser de otra manera: debes abandonar la criatura 
si te decides a abrazar al mismo Creador. 

III.179 - Del amor 

El amor de este mundo acaba en la tristeza. 
Por eso mi corazón solo ha de amar la belleza eterna. 

III.180 - Dios no conoce comienzo 

¿Desearías informarte desde cuándo existe Dios? 
¡Calla! Hace ya tanto tiempo que ni Él mismo lo sabe. 

III.181 - De nuevo sobre Dios 

Nunca Dios ha sido y tampoco nunca será, 
pero será después del mundo y solo Él fue antes que él.

((En una de las traducciones, una nota aclara este poema: «Dios ni ha existido, ni existe, ni existirá de acuerdo con el sentido y alcance que el vocablo "existencia" tiene para el ser humano. Es eterno, pero la eternidad jamás se puede traducir, ni siquiera aproximadamente, en términos temporales humanos»))

III.183 - La constancia es necesaria 

Lo máximo que puede hacer un hombre para alcanzar la santidad 
(si se mantiene en el bien) es la constancia. 

III.188 - La Palabra todavía nace 

Sin duda, la Palabra eterna nace todavía hoy. 
¿Dónde? Allí donde tú en ti te has perdido a ti mismo. 

III.191 - Nunca amamos a Dios suficientemente 

Quien quiera bien amar a Dios que lo haga sin mesura ni objetivo. 
Es tan bueno y dulce que nunca se le ama demasiado. 

III.193 - El amor es lo mejor 

En ningún arte del mundo quiero ejercitarme 
que no sea la de amar a Dios del modo más profundo. 

III.196 - La sabiduría y el amor 

La sabiduría contempla a Dios, el amor lo besa. 
¡Ah, por qué no seré solo amor y sabiduría! 

III.200 - El sabio habla poco 

Un sabio, cuando habla, aprovecha y complace. 
Aunque sea poco, es mucho lo que ha dicho. 

III.201 - Dios gusta de hacer grandes dones 

Dios, excelso como es, se complace en hacer grandes dones. 
¡Ah, lástima que nosotros, pobres, tengamos corazones tan pequeños! 

III.204 - Se relega lo eterno 

¡Qué pena! Por un frívolo gozo se dilapidan bienes y sangre, 
pero casi nadie se interesa por alcanzar el gozo eterno. 

III.210 - Debes ejercitarte 

Amigo, ¡ten paciencia! Quien quiera estar ante la presencia de Dios 
ha de caminar durante cuarenta años en la tentación. 

III.216 - Dios lo hace todo por sí mismo 

Dios solo lo es todo: afina las cuerdas del instrumento, 
canta y toca en nosotros. ¿Cómo podrías tú haberlo hecho? 

III.217 - Dios está en todas partes y en ninguna 

Pensad, ¡Dios, el gran Jehová, está en todas partes! 
Y sin embargo no está aquí, ni allí, ni en ningún otro lugar. 

III.218 - En el cielo no hay hombre ni mujer 

No hay hombre ni mujer en el cielo. ¿Qué es lo que veremos? 
Ángeles virginales y vírgenes angélicas. 

III.219 - Quien a mucho renuncia, mucho recibe 

¡Deja todo lo que tienes a fin de tenerlo todo! 
Menosprecia el mundo para recibirlo centuplicado. 

III.220 - El estado más elevado del alma 

Nadie ha conseguido que su estado fuera tan elevado y grande 
como el alma que ha sosegado su corazón. 

III.222 - Las voces del cielo y del infierno 

En el cielo se canta sin cesar: ¡Hosanna en las alturas! 
Y en el infierno solo lamentos y ¡ay de mí! 

((Nota de Toni: En otras palabras, el sensato vive agradecido y sigue con fe, confianza y tranquilidad su camino espiritual del despertar; mientras que el insensato solamente piensa en sí mismo y en sus ilusorias frustraciones, y se lamenta con el victimismo del «¡ay de mí, todo está contra mí!», dejando de lado que no es una víctima sino que todo depende de él, y cuando se canse de juguetear con el victimismo y elija elevar su mirada, puede abrirse al despertar))

III.223 - La voluntad puede ayudarte 

Hijo mío, ¡no te desanimes! Solo con que tengas buena voluntad, 
tu tormenta, finalmente, se apaciguará. 

III.232 - No te vanaglories de nada 

Amigo, si eres algo, no permanezcas donde estás. 
Se debe progresar de una luz a otra luz. 

III.237 - Quién es igual a Cristo 

¿Quién es igual al Señor? El que ama a sus enemigos, 
ora por los perseguidores y torna bien por mal. 

((Nota de Toni: En el fondo no hay enemigos y no nos "persigue" nadie excepto en cierto modo Dios para ayudarnos a despertar, pero el poema es simbólicamente válido, y podemos llegar a percibir en los "enemigos" un símbolo o mensaje de nuestro propio Ser invitándonos a despertar del sueño de conflicto y dualidad))

III.241 - La huida mística del alma 

Herodes es el enemigo, José, la razón, 
al que Dios en sueños (en el espíritu) revela el peligro. 
El mundo es Belén; la soledad, Egipto. 
¡Huye, alma mía, huye, o perecerás de dolor!

((Nota de Toni: Ahí, podríamos decir que Herodes representa al ego, al sistema de pensamiento-creencia del ego, basado en el miedo, el conflicto, la culpabilidad, los límites, la dualidad, la separación: tal es el único "enemigo", contra el cual no es necesario luchar, sino simplemente dejar de alimentarle y permitir que —como sombra irreal que es— sea disuelto por la dulce luz))

III.244 - No estar nunca segura 

¡Sé precavida, virgen! Cuando seas madre, 
súbitamente el enemigo intentará asesinar a tu Hijito. 

((Nota de Toni: O sea, el ego siempre va a intentar obstaculizar ("asesinar") el proceso de despertar a la Verdad, el cual ha nacido en nosotros como nuestro "Hijito", al cual debemos cuidar. Otra manera de interpretar el simbolismo sería, por ejemplo, decir que el ego siempre trata de ahogar la vocecilla de Jesús dentro de nosotros)) 

III.249 - El fin de año 

El año viejo que ahora termina se considera 
como si hubiera pasado. Eso es verdad, cristiano, 
si te has convertido, en Dios, en un hombre nuevo. 
Si no es así, todavía vives en el año pasado. 



IV.001 - Dios se convierte en lo que nunca fue 

En el tiempo, el Dios increado se convierte 
en lo que, en toda la eternidad, nunca fue. 

IV.002 - El Creador se convierte en criatura 

La luz increada se convierte en un ser creado 
porque solo así puede sanar a su criatura. 

IV.010 - La plena bienaventuranza 

El hombre no obtiene la bienaventuranza plena 
hasta que la unidad haya engullido la alteridad. 

IV.011 - Se honra a Dios con el silencio 

A la santa Majestad (si quieres honrarla), 
no podrás hacerlo mejor que con el santo silencio. 

IV.012 - En el Uno está toda la salvación 

En el Uno está mi salvación, en el Uno, mi sosiego. 
Por eso corro hacia el Uno, rechazando las cosas múltiples. 

IV.014 - Dios da lo grande en lo pequeño 

Toma lo que el Señor te da: lo grande en lo pequeño, 
en la despreciable escoria, oro, aunque no nos lo creamos. 

IV.019 - Una buena conciencia 

¿Qué es un corazón bondadoso que esta en paz con Dios? 
Un ser constantemente feliz y un banquete eterno. 

IV.020 - La pérdida 

¡Hombre, mira, los placeres del mundo acaban en el dolor! 
¿Cómo puedes entregarte completamente a ellos? 

IV.021 - El Dios desconocido 

¡Lo que es Dios no se sabe! No es luz, ni espíritu, 
ni éxtasis, ni el Uno, ni lo que se llama divinidad, 
ni sabiduría, ni intelecto, ni amor, voluntad, bondad, 
ni tampoco cosa, ni no-cosa, no es ser o afecto. 
Es lo que tú y yo y toda criatura 
no experimentaremos hasta que no seamos lo que Él es. 

IV.027 - Los bienaventurados 

¿Qué hacen los bienaventurados, si se puede decir? 
Contemplan sin interrupción la belleza eterna. 

IV.030 - Dios por encima de todos los dones 

A menudo te pido, Dios mío, tus dones, 
pero sabe que te deseo sobre todo a ti mismo. 
Por eso, aunque me des lo que quieras, incluso la vida eterna, 
si no me das a ti mismo, nada me habrás dado. 

IV.033 - El paraíso en la tierra 

Buscas el paraíso y deseas llegar a él 
para librarte de toda pena e inquietud. 
Apacigua tu corazón, hazlo puro y blanco, 
y así, ya aquí mismo, tú serás el mismo paraíso. 

IV.038 - Dios es nada y todo 

Dios es espíritu, fuego, ser y luz; 
y, sin embargo, no es nada de todo eso. 

IV.039 - El impasible ya es bienaventurado 

El hombre que, en todas las situaciones, se abandona a Dios, 
ciertamente puede considerarse, ya en esta vida, bienaventurado. 

IV.060 - El hijo pródigo 

¡Vuelve, hijo perdido, a tu Padre, Dios, 
si no, el hambre (su desgracia) te llevará a la muerte! 
Aunque lo hubieras ofendido miles de veces, 
con tal que vuelvas, lo sé, te acogerá de nuevo. 

IV.067 - Marta y María 

Marta corre y se agita para alimentar al Señor. 
María permanece callada y, sin embargo, de tal manera, 
que ha escogido la mejor parte. La una solo le nutre, 
la otra se encuentra por él nutrida. 

((Alusión a Lucas 10, 38-42)) 

IV.069 - El pecado 

El pecado no es sino que un hombre aparta de Dios 
su mirada y la dirige hacia la muerte. 

IV.071 - El cielo en todas partes 

Toda criatura vive, pende y actúa en Dios. 
Si eso es verdad, ¿por qué buscas el camino del cielo? 

IV.077- La muerte espiritual 

Muere antes de morir para que no puedas morir 
cuando debas morir. De otro modo, perecerás. 

IV.087 - El amor 

El amor de este mundo todo lo quiere para él, 
el amor de Dios lo comparte todo con el prójimo. 
Este reconoce que todo hombre es digno de amor, 
aquel debería llamarse envidia y no amor. 

IV.088 - Del Cantar de los Cantares 

El mismo rey conduce a la esposa a la bodega 
para que escoja el mejor de los vinos. 
Así se comporta Dios contigo si eres su esposa. 
Nada posee Él que no te lo confíe a ti. 

IV.089 - Niños y vírgenes 

A nada amo tanto como a los niños y las vírgenes. 
¿Por qué? Porque en el cielo no se verá otra cosa. 

((Nota de Toni: Frecuentemente, en el lenguaje simbólico, «niño» representa por ejemplo la inocencia y la espontaneidad, y «virgen» por ejemplo la pureza y la receptividad. Ambos pueden aludir también a la eternamente renovada juventud: el niño eterno, o la virgen eterna, es la juventud eterna. También son símbolos de vida, de alegría, de inofensividad, etc. Y también, «niño» alude a veces a la vocecilla del Cristo (la inocencia) en nuestro interior, comunicándonos interiormente la inspiración que nos despierta del aparente sueño de dualidad. Estos conceptos son muy usados en el simbolismo religioso, por eso son tan habituales las referencias al niño y la virgen, o la adoración al niño Jesús en el cristianismo, al Krishna-niño (Bala Krishna) en el hinduismo, etc. Un ejemplo del uso del simbolismo del «Niño interior» se puede ver a lo largo de gran parte de la lección 182 del Libro de ejercicios de Un curso de milagros))

IV.096 - La figura es pasajera ((La forma es pasajera)) 

Hombre, la figura del mundo perece con el tiempo. 
¿Por qué jactarse tanto de su gloria? 

IV.097 - Es bueno estar en ambos 

Deseo el cielo, pero también amo la tierra, 
porque en ella puedo acercarme a Dios. 

IV.109 - El sabio 

Busca el sabio la quietud y huye del tumulto. 
El mundo es su exilio; su patria, el cielo. 

IV.124 - Sobre Dios 

Dios es un tal bien que cuanto más se prueba, 
tanto más se desea, se busca y se ama. 

IV.127 - La morada de Dios 

Dios habita en sí mismo, su casa es su ser. 
Por eso nunca abandona su divinidad. 

IV.129 - Dios habla lo menos posible 

Nadie habla menos que Dios, quien sin espacio ni tiempo, 
desde toda la eternidad, pronuncia una sola Palabra. 

IV.134 - La fuerza del retorno 

Alma mía, si retornas a ti misma, 
serás lo que antes habías sido y todo lo que veneras y amas. 

IV.135 - El torrente se convierte en mar 

Aquí aún fluyo yo en Dios como un torrente del tiempo. 
Allí yo mismo seré el mar de la eterna bienaventuranza. 

IV.136 - El rayo se hace sol 

Cuando se une a Dios, mi espíritu es gozo eterno, 
como el rayo no es sino sol en su sol. 

IV.137 - La chispa en el fuego 

¿Quién puede reconocer la chispa en su fuego? 
¿Quién puede distinguirme si estoy en Dios? 

IV.138 - El amor hace más amado 

¿Cómo la esposa puede hacerse amar más por el esposo? 
Si con amor se le entrega más y más. 

IV.139 - El naufragio gozoso 

Cuando conduces tu navecilla al mar de la divinidad, 
eres bienaventurado si te ahogas en ella. 

IV.141 - Nada es más dulce que el amor 

No hay placer ni bienaventuranza 
que puedan superar la dulzura del amor. 

IV.142 - Valor del temor y del amor 

Quien ama a Dios saborea ya aquí la dulzura de su Espíritu. 
Pero quien solo le teme se halla aún muy lejos. 

IV.147 - La extensión del hombre es indescriptible 

¿Quién me dirá cuáles son mi extensión y mi anchura, 
teniendo en cuenta que el infinito (Dios) puede integrarse en mí? 

IV.148 - Lo que ensancha el alma 

¿Qué es lo que engrandece el corazón y el alma del hombre? 
El amor de Dios proporciona esta propiedad. 

IV.153 - El mar en una gotita 

Dime, ¿cómo es posible que en una gotita, 
en mí, se vierta completamente todo el mar de Dios? 

IV.154 - Dios es omnipresente en todo 

¡Oh, ser incomparable! Dios está del todo fuera de mí, 
y también del todo en mí: todo allí, y todo aquí. 

IV.157 - Dios está en mí y a mi alrededor 

Soy el recipiente en el que la divinidad se vierte. 
Ella es mi mar profundo que me contiene en ella. 

IV.159 - Todo en todo 

¿Cómo pudo ver san Benito todo el mundo en un rayo de luz? 
Todo (¿aún no lo sabes?) está contenido en todo. 

IV.160 - En todas partes Dios es glorioso 

Ninguna mota de polvo es tan humilde, ningún puntito es tan pequeño 
que el sabio no vea en ellos a Dios en su gloria. 

IV.161 - Todo en uno 

En un granito de mostaza, si lo quieres comprender, 
está la imagen de todas las cosas superiores e inferiores. 

IV.162- Lo uno está en lo otro 

El huevo está en la gallina, la gallina está en el huevo; 
el dos en el uno, y también el uno en el dos. 

IV.163 - Todo viene de lo escondido 

¡Quién lo hubiera pensado! De las tinieblas viene la luz, 
la vida de la muerte, el algo de la nada. 

IV.173 - La paz suprema 

La suprema paz de la que puede gozar el alma 
es saberse unida en lo más posible a la voluntad de Dios. 

IV.181 - Sobre el bienaventurado 

El alma bienaventurada nada conoce de la alteridad: 
es solo una luz y una gloria con Dios. 

IV.182 - Parábola de la alegría en Dios 

Amigo, lo que para ti es la miel respecto del lodo y la impureza, 
eso es la alegría en Dios respecto al placer carnal. 

IV.183 - Todo lo que quieras ya está en ti 

Hombre, todo lo que quieres, está ya de antemano en ti; 
ocurre tan solo que no lo pones en acto. 

IV.184 - El misterio más admirable 

Hombre, ningún misterio puede ser más admirable 
que el alma santa sea una sola cosa con Dios. 

IV.187 - Tomar a quien da 

Hombre, deja los dones de Dios, y apresúrate a ir a Él mismo. 
Si permaneces en los dones, nunca alcanzarás el sosiego. 

IV.194 - Lo que hace Dios más a gusto 

La obra preferida de Dios, la que más íntimamente le importa, 
es poder generar a su Hijo en ti. 

IV.195 - Gratitud esencial 

La gratitud esencial, amada por Dios como su propia vida, 
es que te prepares para que Él pueda darse a ti. 

IV.197 - Lo que Dios exige al hombre 

Nada te exige Dios, sino que reposes en Él. 
Si lo haces, Él mismo hará por ti todas las cosas. 

IV.200 - Cómo se abrevia el tiempo 

Hombre, si en el mundo encuentras el tiempo demasiado largo y pesado, 
gírate hacia Dios en el eterno presente de la eternidad. 

IV.201 - Por qué el alma es eterna 

Dios es el sol eterno, yo soy uno de sus rayos. 
Por eso, por natura, puedo gloriarme de ser eterno. 

IV.202 - El rayo sin el sol 

El rayo nada es si se desprende del sol. 
Y tú, lo mismo, si abandonas a Dios, tu luz esencial. 

IV.206 - En quién ha nacido el Hijo de Dios 

Para quien todas las cosas son una sola cosa, y no son sino paz, 
en él, en verdad, ha nacido el Hijo de la Virgen. 

IV.209 - Quién cree demasiado 

Sin duda, es verdad que Dios quiere hacerte feliz, 
pero si crees que lo quiere sin ti, crees demasiado. 

IV.210 - Qué es la pobreza de espíritu 

La pobreza de nuestro espíritu es interior 
y consiste en renunciar a toda cosa y a sí mismo. 

IV.211 - El más pobre, el más libre 

Lo propio de la pobreza es sobre todo la libertad. 
Por eso no hay hombre tan libre como el pobre de espíritu. 

IV.215 - El tiempo no comprende la eternidad 

Amigo mío, mientras tengas en la cabeza espacio y tiempo, 
no comprenderás lo que son Dios y la eternidad. 

IV.217 - El espíritu incesantemente orientado hacia Dios, 
acoge en sí la luz eterna sin interrupción. 

IV.220 - Dios cuida de todas las criaturas 

Dios cuida de todo, y no obstante sin fatiga. 
Noche y día provee a cada criatura. 

IV.221 - Incluso del más pequeño gusanito 

Ningún gusanillo está tan profundamente oculto en la tierra, 
como para que Dios no disponga que encuentre allí su alimento. 

IV.222 - La omniprovidencia le es fácil a Dios 

Hombre, si crees en la omnipresencia de Dios, el Señor, 
verás cuán fácil es para Él la providencia. 

IV.224 - Cómo se alcanza la unidad 

Cuando el hombre se sustrae a la multiplicidad 
y se gira hacia Dios, llega la unidad. 



V.001 - Todo debe retornar al Uno 

Todo viene del Uno y al Uno debe volver, 
si no quiere permanecer dividido en la multiplicidad. 

V.003 - Dios está en todo como la unidad en los números 

Así como la unidad está en todos y cada uno de los números, 
también Dios, el Uno, está en todas las cosas. 

V.004 - Nada puede existir sin el Uno 

Como todos y cada uno de los números no existen sin el uno, 
así también perecen las criaturas sin Dios, el Uno. 

V.005 - Puesto delante, el cero nada vale 

Si la criatura, el cero, se antepone ante Dios, 
nada vale. Si está detrás, solo entonces es apreciada. 

V.006 - En el Uno todo es Uno 

Todo es Uno en el Uno. Si el dos regresa a la unidad, 
es por esencia un solo Uno con ella. 

V.007 - Todos los santos son un solo santo 

Los santos son todos un único santo, 
porque son en un solo cuerpo un sentido, un espíritu y un corazón. 

V.009 - Cada uno debe ser Cristo 

Solo Cristo es el verdadero Hijo de Dios, 
pero cada cristiano debe ser el mismo Cristo. 

V.018 - Las estaciones espirituales 

El invierno es el pecado, la penitencia la primavera, 
el verano estado de gracia, el otoño perfección. 

((Nota de Toni: Una forma de ver este simbolismo es la siguiente: 1) El pecado o invierno es la creencia en la separación (dualidad), que produce sus frutos de culpa, miedo, sufrimiento, etc. 2) La penitencia o primavera se refiere a la sadhana, o sea, la práctica espiritual, el camino o proceso en el cual se produce una apertura receptiva al despertar (esencialmente, un creciente discernimiento y desapego). Tal proceso es una especie de resurrección o renacimiento, que concluye en el despertar. Durante este proceso el alivio y la paz van creciendo y el sufrimiento va disminuyendo, pero aún puede haber numerosas recaídas porque no es un proceso lineal.  3) El verano o estado de gracia, puede ser visto como el despertar, o sea, la iluminación. En ese punto, para la percepción aún puede parecer que siga habiendo un cuerpo, pero todo egocentrismo y todo sufrimiento se vuelve imposible, pues el ego ya cayó: la sombra se desvaneció cuando llegó la luz. 4) Tarde o temprano llega el otoño y todas las hojas duales sin excepción caen; desaparece incluso el cuerpo: desaparece el universo, desaparece el tiempo, se desvanece toda percepción, ha llegado la luz plena y con ella han desaparecido todas las sombras. Ya no se perciben cuerpos, nunca los hubo. Ya no hay formas, nunca las hubo. Ya no hay percepción, interpretación, ni división. La feliz constancia es total. La completa tranquilidad no sufre la más mínima interrupción. Simplemente se ES)) 

V.019 - Sobre lo mismo 

En invierno se está muerto, en primavera se renace, 
en verano y otoño el proceso ha concluido. 

V.023 - El tiempo no es rápido 

Se dice que el tiempo es rápido: ¿quién lo ha visto volar? 
¡Si permanece inmóvil en el concepto del mundo! 

((Nota de Toni: Supongo que en la época de Silesius había también expresiones parecidas a las típicas de «¡qué rápido pasa el tiempo!», o como la de «¡cómo vuela el tiempo!», de ahí las palabras del primer verso. Y en cuanto al verso final, la palabra «mundo» es intercambiable por «tiempo», pues el mundo fenoménico y el tiempo son dos conceptos entrelazados entre sí: no hay mundo que no se base en el concepto del tiempo, ni hay tiempo si no se proyecta mediante un concepto o proyección llamado mundo: sea un mundo físico, sutil, etc, todos ellos conceptos o creencias))

V.024 - A Dios no se le ve con los ojos 

Si piensas contemplar a Dios, no te imagines nada sensible. 
La contemplación ha de ser dentro, no fuera de nosotros. 

V.025 - Lo mejor de la beatitud 

Lo que de la beatitud escoge como mejor mi corazón, 
es que ella es esencial, y no exterior. 

V.026 - Dios se vuelve como nosotros 

Dios te da como tomas, tú mismo ofreces y escancias; 
Él se vuelve para ti como quieres, tal el vino según su cuba. 

V.027 - La bifurcación del camino a la eternidad 

La bifurcación del camino está aquí, ahora: ¿qué dirección quieres tomar? 
Hacia la izquierda, la perdición; hacia la derecha, el premio. 

((Nota de Toni: Las opciones son solamente dos: o la separación (apoyar el dormir en la dualidad) o la unión (despertar de la dualidad). Una conduce al sufrimiento, la otra al reconocimiento de la eterna plenitud. Y en cada momento estamos eligiendo una u otra. Ahora))

V.030 - El diablo es bueno 

En esencia, el diablo es tan bueno como tú. 
¿Qué es lo que le falta, pues? Una voluntad muerta y la paz. 

V.031 - Yoidad y renunciamiento 

Dios es enemigo de la yoidad, mientras que le agrada el renunciamiento. 
Él valora a las dos como tú valoras el lodo y el oro. 

V.032 - La voluntad propia todo lo derriba

Incluso Cristo, si hubiera tenido en Él una mínima voluntad propia, 
por más bienaventurado que fuera, créeme hombre, hubiera caído. 

V.033 - Cuándo Dios prefiere estar con nosotros 

Dios, cuyo deleite, oh hombre, es estar contigo, 
prefiere entrar en tu casa cuando tú no estás. 

V.034 - Dios solo se ama a Sí mismo 

Dios se ama tanto a Sí mismo, está tan prendado de Sí, 
que jamás podrá amar otra cosa distinta. 

V.037 - Dios examina el fondo de las cosas 

Dios no valora el bien que has hecho, sino cómo lo has hecho. 
Él no mira los frutos, sino el núcleo ((hueso)) y las raíces. 

V.041 - Cuanto más conocimiento, menos comprensión 

Cuanto más conoces a Dios, tanto más confiesas 
que no puedes dar un nombre a lo que Él es. 

V.052 - Has de ser el cielo 

No entrarás en el cielo (cesa de agitarte) 
si antes no eres tú mismo un cielo viviente. 

V.057 - Cuando quieras, serás bienaventurado 

Dios te deja gustoso entrar en el cielo a cada instante. 
Solo depende de ti si quieres ser bienaventurado. 

V.061 - Todo es perfecto 

Hombre, nada es imperfecto; el guijarro iguala al rubí; 
la rana es tan bella como los serafines angélicos. 

V.065 - Dios no puede ocultarse 

¡Dios nunca jamás puede esconderse como dices! 
A no ser que tú inventes un agujero para Él. 

V.066 - Dios está en nosotros mismos 

Dios está tan cerca de ti con su gracia y su bondad, 
que se extiende en esencia en tu espíritu y en tu corazón. 

V.067 - Cuán largo es el camino al cielo 

Cristiano, no estimes que tu viaje al cielo sea tan largo. 
El camino entero a él, no mide un paso. 

V.070 - No se necesita mucho para la beatitud 

Cristiano, no necesitas mucho para la eterna beatitud. 
Una sola hierba te ayuda: se llama abandono. 

V.072 - Dios está igual de próximo a todo 

Dios está tan cerca de Belcebú como del serafín, 
solo que Belcebú le vuelve la espalda. 

V.075 - Nada subsiste sin goce 

Nada dura sin goce. Dios debe gozarse a sí mismo. 
De lo contrario, su ser se marchitaría como hierba. 

V.078 - Por qué entran pocos por la puerta de la vida 

¡Qué pocos hombres se esfuerzan por alcanzar la puerta del cielo! 
Ninguno quiere despojarse de la piel vieja. 

V.081 - En lo que es puro se muestra Dios 

Hombre, si quieres contemplar a Dios, allá o aquí en la tierra, 
tu corazón debe primero convertirse en un espejo puro. 

V.085 - Quien nada sabe, está en paz 

Si Adán no hubiera comido del árbol de la ciencia, 
hubiera permanecido en el paraíso, en eterna paz. 

V.086 - El Creador en la criatura 

La creación es un libro. Quien sabe leerlo con sabiduría 
encuentra al Creador perfectamente revelado en sí mismo. 

V.088 - Has de ir más allá de ti mismo 

El cuerpo debe elevarse en espíritu, el espíritu en Dios, 
si quieres, hombre, vivir eternamente bienaventurado en Él. 

V.089 - Has de conquistarlo aquí 

Hay que hacerlo aquí. No puedo imaginarme 
que allá arriba sea rey quien aquí abajo no ha conquistado ningún reino. 

((Nota de Toni: El despertar es algo a afrontar aquí y ahora, no algo a dejar para mejor ocasión, no para el futuro. La mente-ego puede incitar a la pasividad, pensando que en un futuro, o en otra vida, o en mejores circunstancias, tendremos mejores ocasiones para afrontar el proceso de nuestro despertar, pero este proceso nunca está en el futuro: o se afronta aquí y ahora, o simplemente se lo deja a su suerte, desenvolviéndose en una lentitud que a veces puede llegar a parecer un tormento inacabable. Ponte en marcha: ya estás aquí, ahora; invierte en el despertar))

V.090 - Nada temporal hay en Dios 

Un instante es breve. Sin embargo, puedo decir con osadía 
que Dios no existió ni eso antes del tiempo y los días. 

V.092 - Dios no prevé nada 

Dios nada prevé*. Por eso mientes cuando lo mides 
con la Providencia con tu mente obtusa. 

((*Silesius añade en nota: «En Dios no hay visión del pasado ni del futuro, sino que eternamente lo ve todo presente tal como sucede, no como sucederá o ha sucedido»))

V.093 - Dios no puede encolerizarse 

Dios nunca se encoleriza con nosotros. Eso se lo atribuimos nosotros. 
A Él le es imposible poder encolerizarse jamás. 

V.094 - Dios no se mueve 

Quien dice que Dios se aparta del pecador, 
deja muy claro que aún no conoce a Dios*

((*Silesius añade en nota: «Recuerda: Dios no se aparta, sino que es el pecador quien se aparta de Dios»)) 

V.101 - Dios quiere un corazón entero 

Cristiano, con la mitad no harás una ofrenda apropiada a Dios. 
Él quiere tener el corazón entero, y no solo la mitad. 

V.109 - Quien tiene a Dios lo tiene todo con Él 

En Dios está todo y cada cosa. Quien añade algo más, 
ciertamente tiene que ser un loco y necio avaro. 

V.110 - Todas las criaturas corren tras el Creador 

Si tienes al Creador, todo corre tras de ti, 
hombre, ángel, sol y luna, aire, fuego, tierra y arroyo. 

V.111 - Vivir fuera de Dios es estar muerto 

Hombre, ten esto por cierto: si no vives en Dios, 
aunque vivas mil años, mil años estarás muerto. 

V.115 - La experiencia es mejor que la ciencia 

¡Come, pues! ¿A qué viene hablar tanto de la virtud de la raíz de Jesé? 
Nada me place tanto como lo que yo mismo como. 

((Nota de Toni: En otras palabras, que la teoría, por bonita o cierta que sea, no es nada si no la experimentamos directamente. En ese caso se quedaría en mera teoría))

V.126 - La muerte del yo refuerza a Dios en ti 

En mí, cuanto más se debilita y decae mi yo, 
tanto más el Yo de Dios se refuerza. 

V.127 - El alma está por encima del tiempo 

El alma, un espíritu eterno, está por encima de todo tiempo: 
aun en el mundo, vive ya en la eternidad. 

V.128 - No hay noche para el alma 

¡Me asombra que puedas desear con tanto ahínco el día! 
Para mi alma, el sol nunca se ha puesto. 

V.129 - El interior no necesita del exterior 

Quien al interior ha llevado sus sentidos, 
oye lo que no se dice, y ve en la noche. 

V.132 - El hombre impasible no sufre daño 

Quien no posee nada en el mundo 
no sufre pérdidas, incluso si se le cayese la casa encima. 

V.133 - El sabio nunca se aflige 

El sabio jamás se aflige en las penas ni en la desdicha, 
ni siquiera le pide a Dios que le libre de ellas. 

((Silesius añade en nota: «Solo ruega a Dios: ¡Señor, hágase tu voluntad!»)) 

((Nota de Toni: Otra manera de verlo es que la persona sensata, cuando surge un problema, no lo interpreta como un problema sino como un mensaje, una invitación o mensaje del Maestro interior para despertar del sueño de la dualidad. Con este enfoque, la actitud del sensato no es pedir que se le libre del problema-mensaje, sino que se le ayude a entender el mensaje para así despertar a la verdad. En realidad, los problemas no existen y todo sucede para beneficio de todos: cualquier acontecimiento en el mundo es un símbolo, bien sea un símbolo de celebración —lo que nos agrada— o bien sea un símbolo-mensaje que nos indica dónde nos desviamos de nuestro despertar, para así ayudarnos a que dejemos de jugar a rechazar la dulce Realidad))

V.136 - Para el sabio todo es igual 

¡Todo es igual a los ojos del sabio! Permanece sereno en paz. 
Si las cosas no van según su voluntad, van según la de Dios. 

V.137 - Dios también oye a los mudos 

Hombre, si no sabes pedir gracia a Dios con palabras, 
párate tan solo mudo ante Él, y serás escuchado. 

V.140 - El sabio jamás yerra el blanco 

El sabio nunca yerra, alcanza siempre el objetivo. 
Tiene un buen golpe de vista, que se llama: como Dios quiera. 

V.141 - El hacer del mundo es una tragedia 

Amigo, concede al mundo lo suyo de buen grado; sin duda le va como quiere. 
Sin embargo, toda su actividad no es sino una tragedia. 

((Nota de Toni: Se usa el término «tragedia» en su sentido clásico y principal, como una obra artística de género trágico. Semejante a cuando también se dice del mundo que es un drama, un teatro, un juego, un sueño, etc)) 

V.142 - En el cielo se puede hacer lo que se quiera 

¡Hombre, modera un poco tu voluntad sobre la tierra! 
En el cielo, podrás satisfacerla como quieras. 

((Nota de Toni: El hambre ansiosa por las cosas efímeras de la tierra conduce a la decepción, sin embargo, cuando despertamos a la Realidad, ahí el único sentimiento es el de total Plenitud, que es como si, metafóricamente, en la tierra se nos concediesen simultáneamente todos los deseos que en todo tiempo pudiéramos llegar a concebir, sin traba alguna ni el más mínimo resquicio en tan dulce gozo sin interrupción))

V.148 - En la eternidad todo sucede a la vez 

Allá en la eternidad todo sucede al mismo tiempo, 
no hay antes ni después como aquí, en el reino del tiempo. 

V.150 - En el cielo, todo es común a todos 

¡Qué bien se vive en el cielo! Nadie tiene algo para sí solo. 
Lo que tiene uno, es común a todos los bienaventurados. 

V.151 - Cada uno goza de la bienaventuranza de los otros 

De la bienaventuranza de María y de su dulce Hijo 
gozaré tan plenamente como ellos mismos. 

V.152 - Lo que tiene un santo también lo tienen los otros 

Lo que los santos han logrado aquí con gran esfuerzo, 
gratis me será dado en la eternidad. 

V.153 - En el cielo, cada uno se regocija con el otro 

Hasta el más excelso de los santos se regocijará tanto de mí 
como yo mismo estaré de gozoso con él. 

V.154 - Quien busca la paz debe desatender muchas cosas 

Hombre, mientras quieras proteger tan minuciosamente lo tuyo, 
jamás te instalarás en la paz verdadera. 

V.156 - Quien mucho desea carece de mucho 

Quien se contenta con lo que tiene, lo tiene todo. Quien mucho quiere y desea 
da a entender que aún carece de mucho. 

V.170 - Para Dios todas las obras son iguales 

Para Dios, todas las obras son iguales. El santo, cuando bebe, 
le place lo mismo que cuando ora y canta. 

V.171 - Las virtudes están todas unidas 

Las virtudes están conectadas y ligadas; 
quien tiene una las ha encontrado a todas. 

V.173 - Dios no tiene pensamientos 

Hombre, ¡Dios no piensa nada! Si hubiera en Él pensamientos, 
podría vacilar de aquí para allá, lo cual no le corresponde. 

((En una de las traducciones, en una nota a este poema viene la siguiente aclaración: «Los pensamientos, cambiantes y sucediéndose, son la marca de una contingencia en el ser pensante. En Dios, que no admite contingencias, no puede haber 'unos' pensamientos, sino una voluntad absoluta y necesaria)) 

V.174 - Lo que hace el santo, es Dios quien lo hace en él 

Dios mismo hace en el santo todo lo que el santo hace: 
Dios anda, permanece de pie, yace, duerme, vela, come, bebe, tiene buen ánimo. 

V.175 - La conciencia indica el camino 

Hombre, si te has extraviado, pregunta a tu conciencia. 
Así sin demora encontrarás el camino. 

((Nota de Toni: Esto puede llegar a ser muy simple en la práctica: basta con ser consciente de cuándo se está en paz y cuándo no. Cuando no sentimos paz, es el indicador de que hay algo a corregir en nuestra actitud: es un aviso o indicación, invitándonos a darnos la vuelta y retomar el camino del despertar y de la paz. En actitud silenciosa, receptivos a la inspiración, se nos comunicará todo lo que nos convenga saber en cada momento determinado))

V.179 - Dios no hace nada nuevo 

Dios no hace nada nuevo, aunque nos parezca nuevo. 
Para Él es eterno lo que nos parece que ahora nace. 

V.184 - Un santo se ve en el otro 

Cada santo se verá en todos. 
Si no fueran todos uno, eso no podría suceder. 

V.185 - El sabio, no teniendo nada, no pierde nada 

El hombre sabio jamás ha perdido ni un céntimo. 
Nada ha tenido, nada se le ha quitado. 

V.186 - La apropiación es la causa de todo mal 

Compartir crea paz. Solo de la apropiación*
viene todo dolor, persecución, guerra y disputa. 

((*Nota de Toni: Una de las traducciones, en lugar de "apropiación" (que es una traducción más literal) elige la palabra "individualidad", en lo que es una traducción más libre pero igual de válida. Se puede releer este poema cambiando la palabra "apropiación" por "individualidad" o entendiéndola en este profundo sentido. Incluso podría parafrasearse así: «Compartir el ser permite captar la paz. Solo de sentirnos seres separados es de donde viene todo sufrimiento, conflicto, etc». Al margen de este enfoque profundo, incluso entendiendo el poema en el sentido más superficial sigue teniendo sentido, pues el compartir cosas concretas en el mundo es un símbolo de ese otro compartir el ser a nivel más profundo, y la compartición de cosas concretas es un modo de mostrar una actitud unificadora que favorece el proceso del despertar: aunque es la actitud interior lo que lo favorece, no la acción en sí))

V.189 - Dios está eternamente enamorado de su belleza 

Dios es tan supremamente bello que a Él mismo le extasía 
por entero el brillo de su rostro eternamente. 

V.190 - La beatitud en el tiempo 

Al santo nada le falta. Ya en el tiempo tiene, 
por la benevolencia de Dios, la beatitud plena. 

V.193 - Dios ama a cada uno como a todos 

Dios me ama tanto como a todo lo que hay sobre la tierra. 
Si no se hubiera encarnado, lo haría ahora para salvarme a mí. 

V.195 - A Dios se le encuentra estando ocioso 

Mucho antes surgirá Dios para ti si estás muy ocioso sentado, 
que si corres tras Él sudando en cuerpo y alma. 

V.196 - Dios tiene todos los nombres y ninguno 

Con todos los nombres se puede nombrar al Dios Altísimo, 
y a la vez no puede atribuírsele ninguno. 

V.197 - Dios es nada y todo 

Dios es, sin sofisma alguno, nada y todo. 
Porque dime, ¿qué es? Pero también, ¿qué no es? 

V.200 - Uno se transforma en lo que ama (de san Agustín) 

Hombre, en lo que amas serás transformado; 
te conviertes en Dios si amas a Dios; en tierra si amas la tierra. 

V.204 - Dios es más bondadoso de lo que creemos 

Dios es tan bueno con nosotros que no sabría expresarlo. 
Aunque no le deseemos, Él mismo se nos ofrece. 

V.205 - Del lado de Dios no hay carencia 

Dios obra sin cesar. Vertería mil gozos 
de una vez en ti, si lo pudieras soportar. 

V.209 - La vida más elevada 

Amigo, si quieres saberlo, la vida más elevada 
es estar retirado*, y dedicado solo a Dios. 

((*Nota de Toni: Lo importante es retirarse interiormente, pues la clave es la actitud, no las acciones a nivel corporal))

V.210 - El nuevo y el viejo amor 

El amor, cuando es nuevo, espuma como un vino joven. 
Cuanto más viejo y límpido, tanto más tranquilo es. 

V.211 - El amor seráfico 

El amor que se suele llamar seráfico, 
desde fuera apenas puede reconocerse, de tan sosegado que es. 

V.214 - Dios es todo en todo 

En Cristo Dios es Dios, en los ángeles imagen angélica, 
hombre en los hombres, y en todos todo lo que quieras. 

V.216 - Dios es una fuente 

Dios se asemeja a una fuente: fluye mansamente 
a su criatura, y sin embargo permanece en Sí. 

V.217 - En Dios se ve todo al mismo tiempo 

Amigo, cuando se contempla a Dios, se ve todo de una sola vez, 
lo cual, sin Él, no se percibiría ni en toda la eternidad. 

V.220 - Cómo se encuentra a Dios 

Quien quiera en verdad encontrar a Dios, debe antes perderse a sí mismo, 
y no volver a ver ni a sentir hasta la eternidad. 

((Nota de Toni: O sea: se deja de ser, para así Ser. Hay una frase de Tauler que se relaciona con esto: «Tu perderte es tu encontrarte». En cuanto a «no ver o sentir hasta la eternidad», podemos considerarlo como una indicación de no vivir separado de Dios, no ser separado del Ser, no seguir una voluntad propia, sino la única Voluntad del Ser, no vivir para uno separadamente, sino para la Totalidad, para el Ser, según la Voluntad unificada del Ser))

V.224 - Para el muerto todo está muerto 

Hombre, cuando estás muerto, por fuerza te parecerán 
muertos todo el mundo y todas las criaturas. 

((Nota de Toni: Hay un refrán que dice: «Cree el ladrón que todos son de su condición»))

V.229 - Presunción es caída 

Hombre, si algo bueno hay en ti, no presumas de ello. 
Apenas te lo atribuyas, ya habrás caído. 

V.230 - El mal es tuyo 

El bien viene de Dios, por eso es solo Suyo; 
el mal viene de ti: reconócelo como tuyo. 

V.232 - La cosa más bella 

Ni aquí ni allá, nada es más bello que yo; 
porque Dios, la Belleza misma, se ha enamorado de mí. 

V.233 - Cuándo el hombre es Dios 

Aún antes de que yo fuera yo, era yo Dios en Dios. 
Y podré volver a serlo cuando esté muerto a mí mismo. 

V.234 - Todo retorna a su origen 

El cuerpo sale de la tierra y se vuelve a su vez tierra. 
Di, ¡puesto que el alma sale de Dios, si no se volverá Dios! 

V.235 - La eternidad nos es innata 

La eternidad nos es tan connatural y participamos tanto de ella, 
que, lo queramos o no, tenemos que ser eternos. 

V.238 - Mío y tuyo condenan 

Nada te precipita tanto en el abismo infernal 
como la odiada palabra (¡recuerda!) «mío» y «tuyo». 

V.243 - La naturaleza de Dios 

El amor es la naturaleza de Dios; Él no puede ser de otro modo. 
Por eso, si quieres ser Dios, ama a cada instante. 

V.244 - El amor también hace bienaventurado a Dios 

El amor todo lo hace dichoso, incluso a Dios, el Señor. 
Si Él no tuviera el amor, no estaría instalado en la paz. 

V.246 - Dios quiere lo que Él es 

Dios es el amor mismo, y no hace más que amar. 
Por eso quiere que practiquemos el amor sin cesar. 

V.251 - El nacimiento de Dios dura por siempre 

Dios engendra a su Hijo. Y puesto que esto sucede fuera del tiempo, 
el nacimiento perdura hasta la eternidad. 

V.252 - El Hijo de Dios ha nacido en ti 

Hombre, si te prestas a ello, Dios engendra a su Hijo 
en todo momento en ti, como si fuera su propio trono. 

V.256 - Mirar hacia atrás es volver a perderse 

Cuando sales de Sodoma y huyes del juicio, 
tu salvación requiere que no mires atrás. 

((Nota de Toni: en el presente hay paz e inocencia; al mirar atrás al pasado, encontramos el rencor, los juicios, las comparaciones, justificaciones para los miedos y la culpabilidad, etc))

V.258 - Dios y la beatitud son una misma cosa 

La beatitud es Dios, y Dios la beatitud. 
Si lo uno no fuera lo otro, yo viviría constantemente en la aflicción. 

V.259 - Dios se convierte en mí porque yo antes fui Él 

Dios llega a ser lo que soy ahora, adopta mi humanidad, 
porque yo antes he sido Él, por eso lo ha hecho. 

V.261 - Dios está en todas las cosas, pero no es propiedad de ninguna 

La esencia de Dios no es propiedad de ninguna cosa; 
y sin embargo, debe estar necesariamente aun en los demonios. 

V.266 - La verdadera vida del alma 

El alma vive de verdad cuando Dios, su espíritu y su vida, 
la ha llenado totalmente, pues ella le ha cedido el sitio. 

V.267 - Como es la escuela, así es la doctrina 

En las escuelas de este mundo, Dios nos es solo descrito. 
En la escuela del Espíritu Santo, se aprende a contemplarlo y amarlo. 

V.268 - Se ha de obrar sin disgusto 

El sol brilla y obra sin pena ni disgusto alguno. 
Así también ha de actuar tu alma si es justa. 

V.271 - Cuando tú no eres el hombre, lo es Dios 

Cuando no eres más el hombre, y has renegado de ti, 
es hombre Dios mismo, y Él lleva tu carga. 

V.272 - La faz de Dios es beatífica 

La faz de Dios atrae hacia sí como un imán; 
verla solo un instante hace feliz para siempre. 

V.273 - Donde Cristo no actúa, allí no está 

Amigo, donde Cristo no actúa todavía no está allí, 
aunque el hombre le cante y hable mucho de Él. 

V.276 - El santo no procede según los mandamientos 

Todo lo que el santo hace no lo hace según los mandamientos; 
lo hace puramente por amor a Dios. 

V.280 - Dios no puede medirse a Sí mismo 

Dios es tan excelso e inmenso que, si quisiera medirse, 
aunque sea Dios, olvidaría el número de la medida. 

V.282 - Dios es como el sol 

Dios es como el sol. Quien se gira hacia Él 
es iluminado y, enseguida, confortado por su faz. 

V.283 - Por qué Dios tiene paz y alegría 

Porque Dios es uno y trino, tiene paz y alegría ((gozo, placer)). 
La paz viene de la Unidad; la alegría, del seno de la Trinidad. 

V.284 - Dios viene antes de que tú lo desees 

Cuando deseas a Dios y anhelas ser su niño, 
Él ya está en ti, y es Él quien te lo inspira. 

V.292 - La belleza proviene del amor 

Viene del amor la belleza. Incluso la faz de Dios 
obtiene de él su encanto. De otro modo, no brillaría. 

V.295 - Cuanto más amante, más venturoso 

El amor es la medida de la felicidad. 
Cuanto más pleno estés de amor, tanto más venturoso serás. 

V.296 - El amor de Dios en nosotros es el Espíritu Santo 

El amor que por Dios se manifiesta en ti 
es la eterna fuerza de Dios, su fuego y su Espíritu Santo. 

V.297 - No se puede amar a Dios sin Dios 

Hombre, si Dios no se amase a Sí mismo en ti, 
jamás podrías amarlo como es debido. 

V.298 - El amor no tiene miedo 

¡Nada teme el amor! Tampoco puede perecer. 
Antes tendría que morir Dios junto con toda su divinidad. 

V.300 - Quién ama a Dios como conviene 

Hombre, nadie ama a Dios como conviene si no se desprecia a sí mismo. 
Observa si lo has hecho así con tu amor. 

((Nota de Toni: Es un ejemplo más del repetido tema de «dejar de ser para reconocer el Ser». En las traducciones se usa en ese poema el verbo "despreciar", pero se entiende su uso: en el sentido de desapegarse y desidentificarse del falso ser, para así poder reconocer al verdadero Ser))

V.302 - Lo más rápido 

El amor es la cosa más rápida. Por sí solo, 
puede estar en lo más alto del cielo en un instante. 

V.303 - Señas del falso amor 

Si quieres distinguir el falso amor del verdadero, 
fíjate que el primero se busca a sí mismo y cae en el sufrimiento. 

V.308 - Cómo Dios es común a todos 

¡Cómo Dios se da a todos! A la moza de labranza 
le ha revelado el arte de besarlo, tan bien como a ti. 

V.312 - La regla de oro 

La regla de oro con la que se puede todo 
es el amor: ¡tan solo ama y lo habrás hecho todo en breve! 

V.318 - Cómo se ve el cielo 

Para ver el cielo no se necesita telescopio; 
vuélvele tan solo la espalda al mundo, y después mira: será cosa hecha. 

V.319 - La bienaventuranza más grande 

La más grande bienaventuranza que yo puedo imaginar 
es poder saborear cuán dulce es Dios. 

V.320 - El camino más corto hacia Dios 

El más corto camino a Dios, es por la puerta del amor. 
El camino de la ciencia te conducirá muy despacio. 

V.321 - En qué consiste la paz del corazón 

La paz del corazón consiste únicamente en esto: 
Ser completamente con Dios un Uno único. 

V.322 - La bienaventuranza está en el Bien Supremo 

Nadie es bienaventurado sino en el Bien Supremo. 
¿Cómo entonces se lo abandona para buscar nimiedades? 

V.325 - Cuándo tiene lugar la Ascensión 

Cuando Dios haya nacido, muerto y resucitado en ti, 
alégrate, porque pronto tendrá lugar la Ascensión. 

V.327 - Por qué no se cansa Dios de su reinado 

El Reino de Dios y de su Espíritu es amor, alegría, paz. 
Por eso no se cansa Él de reinar por toda la eternidad. 

V.328 - A Dios no lo aflige el pecado 

A Dios le duele el pecado en ti, en tanto que eres su Hijo. 
Sin embargo, en su divinidad misma, del pecado nada siente. 

((Nota de Toni: el «pecado» es la «pesadilla» o «sueño» de la dualidad. Esta pesadilla resulta molesta para el Hijo mientras parece que duerme, pero en el Cielo, en la Realidad, esto no afecta al Padre en lo más mínimo, pues en la Realidad nunca se separó el Hijo del Padre, pues jamás una parte del Ser podrá quedarse dormida ni separarse de Sí Mismo))

V.329 - La Trinidad entera ayuda a alcanzar la beatitud 

La Omnipotencia me atrae, la Sabiduría me instruye, 
la Bondad me ayuda, para que pueda ir al cielo. 

V.330 - Cuándo se oye hablar a Dios 

Cuando piensas en Dios, lo oyes en ti. 
Si callaras y estuvieras en calma, Él hablaría sin cesar. 

V.331 - Lo que Dios no hace, no Le complace 

Dios ha de ser el principio, el medio y el fin, 
si han de agradarle las obras de tus manos. 

V.332 - Adónde llega el hombre cuando se pierde en Dios 

Cuando me pierdo en Dios, llego nuevamente 
allí donde he estado, antes de mí, desde toda la eternidad. 

V.338 - Cuanto más larga es la eternidad, tanto más impenetrable a la mirada 

Cuanto más navega el espíritu por el mar de la eternidad, 
tanto menos navegable y más extenso lo encuentra. 

V.339 - Ninguna criatura llega al fondo de la Divinidad 

Cuán profunda la Divinidad sea, es algo que ninguna criatura puede indagar a fondo. 
En su abismo, incluso el alma de Cristo ha de desaparecer. 

V.341 - Dónde el tiempo es más largo 

Cuanto más lejos de Dios, tanto más hundido en el tiempo. 
Por eso, para los infernales, un día es una eternidad. 

V.342 - Dónde se aprenden los modales de la corte divina 

Hijo, el que quiera vivir en la corte de Dios, 
debe ir, aquí abajo, a la escuela del Espíritu Santo. 

V.343 - El órgano espiritual 

Dios es un organista, nosotros los tubos del órgano. 
En todos, Él sopla su Espíritu y da fuerza al son. 

V.350 - Debes despertarte tú mismo 

Cristiano, tú mismo debes despertarte por medio de Dios, y cesar de dormir. 
Si no lo haces, quedarás atrapado en tus sueños. 

V.351 - En el interior, todos los sentidos son un sentido 

En el espíritu, todos los sentidos son un sentido y un uso. 
Quien contempla a Dios también lo saborea, lo siente, lo huele y lo escucha. 

V.352 - Lo más dulce y bienaventurado 

Nada es más dulce que ver a Dios como a un niño. 
Nada es más bienaventurado que sentirlo nacer en uno mismo. 

V.353 - El rostro de Dios embriaga 

El rostro de Dios colma. Si alguna vez vieses su luz, 
te embriagarías con esta visión. 

V.356 - Lo perfecto desaloja lo imperfecto 

Cuando aparece lo perfecto, desaparece lo imperfecto. 
Lo humano se esfuma cuando soy deificado. 

V.357 - Cuándo Dios inunda el corazón 

Hombre, si tu corazón es un valle, Dios debe inundarlo. 
Y con tanta abundancia que rebosará. 

((Nota de Toni: el valle simboliza la humildad, la receptividad, el vacío: cuando nos vaciamos del ego, nos llenamos del reconocimiento del Ser)) 

V.358 - Dios se convierte en lo que Él quiere 

Dios es un Espíritu Eterno que se convierte en lo que quiere, 
y sin embargo permanece como es: sin forma y sin meta. 

V.361 - La gracia de Dios fluye siempre 

La gracia fluye de Dios como el calor del fuego. 
Si te acercas a Él, enseguida vendrá en tu ayuda. 

V.362 - La suprema bienaventuranza 

La suprema bienaventuranza que Dios mismo puede darme, 
es que me hará como Él y me elevará tan alto como Él. 

V.363 - La ocupación del sabio 

El demente está muy atareado. Toda la actividad del sabio, 
diez veces más noble, es amar, contemplar, sosegarse. 

V.364 - Reposar en la acción 

El sabio que ha ido más allá de sí mismo 
reposa cuando anda y actúa cuando contempla. 

V.370 - En Dios está todo 

Todo lo que tu alma anhela lo recibe en Dios. 
Lo que obtiene fuera de Él, se transforma en muerte.

☼ 

VI.020 - Lo temporal es humo 

Lo que es temporal es solo humo. Si lo dejas entrar en tu casa, 
ten por cierto que hará que te escuezan los ojos del espíritu. 

VI.024 - Lo que se posee en sí no ha de buscarse fuera 

¡Quien tiene honor en sí mismo que no lo busque fuera! 
Si lo buscas en el mundo, lo tienes fuera de ti. 

VI.025 - El sabio no busca honores fuera 

El sabio no se afana por los honores externos. 
Para él es honor suficiente ser pariente cercano de Dios. 

VI.035 - Volverse permite contemplar 

Si quieres ver el sol y la luna en el cielo despejado, 
ciertamente no debes darles la espalda. 

VI.036 - El ojo abierto ve 

Un ojo abierto ve. Si cierras el tuyo, mi niño, 
como un topo te ciegas voluntariamente a la visión de Dios. 

VI.040 - El sol no puede más que iluminar 

El sol no puede más que conceder su luz, a todos los que la quieran. 
Incluso el diablo sería iluminado si se girase hacia Dios. 

VI.101 - Suprimido el deseo, todo está suprimido 

Hombre, no suprimas sino el amor y el deseo de las cosas, 
así se esfumarán todas las cosas y las verás sin valor. 

VI.105 - Todo por todo 

La beatitud lo es todo. Quien quiera poseerlo todo, 
primero, aquí abajo, tiene que darlo todo a cambio de todo. 

VI.115 - La indolencia no alcanza a Dios 

Dices que ya llegarás a ver a Dios y su luz. 
¡Insensato, no lo verás jamás si hoy no lo ves! 

VI.116 - Si no se exige, no se recibe 

Quien ahora aquí abajo no desea ni ve el rostro de Dios, 
no lo encontrará tampoco jamás después. 

((Nota de Toni: La sadhana o práctica espiritual que resuene, es para ahora, no para después de la muerte o en un hipotético futuro)) 

VI.123 - El loco elige lo peor 

Un loco es quien prefiere el cepo al castillo del emperador; 
quien prefiere estar en el mundo en lugar de en el cielo. 

VI.128 - Quien quiere ir a Dios debe convertirse en Dios 

Vuélvete Dios si quieres ir a Dios. Dios no se une 
con quien no quiere ser Dios y todo lo que Él es. 

VI.135 - Volverse Dios con Dios es ser todo con Él 

Quien se vuelve Dios con Dios, es con Él un solo gozo, 
una eterna majestad, un único reino y esplendor. 

VI.154 - Dios lo hace todo Él mismo 

Dios coloca Él mismo la flecha, Dios tensa Él mismo el arco, 
Dios mismo dispara; por eso es tan bueno el tiro. 

VI.164 - Perdónanos como nosotros perdonamos 

Lo que quieres para tu prójimo, lo pides a Dios para ti. 
Si no quieres su prosperidad, estás pidiendo tu muerte. 

VI.165 - Da tal como tú deseas recibir 

Hombre, pides a Dios todo el reino de los cielos;
y si alguien te pide un pan, te pones pálido y desencajado. 

VI.166 - Quien tiene el reino de los cielos no puede empobrecer 

El reino de Dios está en nosotros. Si ya aquí en la tierra tienes 
un reino entero en ti, ¿por qué temes empobrecer? 

VI.167 - Quién es verdaderamente rico 

Tener mucho no hace rico. Un hombre rico es aquel 
que puede, sin pesar, perder todo cuanto tiene. 

VI.168 - El sabio nada tiene en el arca 

Nada tiene el sabio en el arca o en el cofre. 
Lo que puede perder no lo considera como suyo. 

VI.169 - Hay que ser lo que no se quiere perder 

El sabio es lo que tiene. Si la perla preciosa del cielo 
no quieres perder, has de ser ella tú mismo. 

VI.171 - En el mar todas las gotas se vuelven mar 

La gotita se convierte en mar cuando ha llegado al mar. 
El alma se convierte en Dios cuando es acogida en Dios. 

VI.175 - La unión con Dios es fácil 

Hombre, es mucho más fácil poder verte en Dios, 
que abrir un ojo. Solo quiérelo y ya es cosa hecha. 

VI.183 - El sabio no busca nada 

El sabio nada busca, permanece muy tranquilo. 
¿Por qué? En Dios ya se ha convertido en toda cosa. 

VI.184 - Nos pervierte todo lo que no somos 

Cristiano, ¡conviértete en lo que buscas! Si aún no lo eres, 
no alcanzarás la paz y para ti todo será estiércol. 

VI.185 - La riqueza debe estar en nuestro interior 

En ti debe estar la riqueza. Lo que no tienes en ti, 
aunque fuera el mundo entero, te es solo un estorbo. 

VI.186 - Dios es la riqueza 

Dios es la verdadera riqueza. Si te basta Él en el tiempo, 
ya aquí estás en el estado de beatitud. 

VI.188 - La búsqueda del insensato 

Si buscas algo y piensas que Dios no lo es todo, 
pasarás de largo a Dios y todo lo que es eterno. 

VI.190 - Fuera de Dios, todo es nada 

Hombre, ¡para quien Dios lo es todo, todo lo demás no es nada! 
Si no lo tienes todo en Dios, ciertamente eres pobre en la nada. 

VI.191 - Abandonar el mundo es abandonar poco 

El mundo entero es nada. No has despreciado mucho 
cuando has apartado el mundo lejos de tu espíritu. 

VI.209 - Lo exterior no te hace más valioso 

Hombre, todo lo externo a ti, no te da ningún valor. 
El vestido no hace al hombre, la silla no hace al caballo. 

VI.210 - Lo que se es interiormente, no se busca exteriormente 

Hombre, quien es rico y bello en virtudes interiores 
no aspira a los ornamentos y riquezas exteriores. 

VI.221 - No hay que mirar el mundo 

¡Aparta la vista! Una sola mirada al mundo 
ha seducido y hechizado a más de uno de sangre noble. 

VI.222 - El mundo ha de ser observado 

¡Gira tu mirada y observa el mundo vano! 
Quien no lo examina bien, ciertamente es derribado. 

VI.224 - Los niños lloran por sus juguetes 

Te ríes porque el niño llora por sus juguetes. 
Pero las cosas por las que tú te afliges, dime: ¿no son también juguetes? 

VI.225 - A los sabios nada se les quita sino juguetes 

El sabio ríe cuando le quitan todo lo que tiene. 
¿Por qué? Nada ha perdido, sino tan solo juguetes. 

VI.226 - La justa estimación suprime el dolor 

Cristiano, a quien sabe estimar las cosas por su valor, 
nada temporal le causará aflicción. 

VI.229 - El sabio lo tiene todo en común 

Todo lo que tiene el sabio lo tiene en común con todos. 
¿Por qué? Porque considera que ninguna cosa es suya, incluido él mismo. 

((Relacionado con V.186)) 

VI.238 - El beso de la divinidad 

Dios se besa a Sí mismo en Sí mismo. Su beso es su Espíritu. 
El Hijo recibe el beso que da el Padre. 

VI.241 - El sabio no muere 

¡El sabio no muere más! Él ya ha muerto: 
muerto para toda vanidad, muerto para todo aquello que no es Dios. 

VI.242 - El sabio nunca está solo. Si camina sin ti, 
siempre tiene con él al Señor de las cosas (Dios). 

VI.248 - No ver a Dios es no ver nada 

Mucho viajas para ver y explorar muchas cosas. 
Si no has divisado a Dios, no has visto nada. 

VI.251 - Al hombre aislado 

Las opiniones son arena; es un insensato el que edifica sobre ella. 
Tú edificas sobre opiniones; ¿cómo puedes ser sabio? 

VI.257 - Quién es sabio 

Es sabio el que se conoce bien a sí mismo y a Dios; 
quien carece de esta luz es ciego e ignorante. 

VI.258 - Cómo se llega a ser sabio 

Hombre, si quieres ser sabio, si quieres ganar el conocimiento de Dios y de ti mismo, 
primero has de quemar en ti el deseo del mundo. 

VI.259 - Qué es la sabiduría del hombre 

La sabiduría del hombre es ser bienaventurado en Dios sobre la tierra, 
semejante al Hijo de Dios en costumbres y actos. 

VI.260 - Ser puro hace participar de Dios 

¡Nada impuro llega a Dios! Si no eres cristalinamente puro 
de toda criatura, jamás participarás de Él. 

VI.261 - La verdad hace ser sabio 

La verdad da el ser. Quien no la reconoce exactamente, 
no podrá aspirar al nombre de sabio. 

VI.262 - El mundo es un grano de arena 

¿Cómo es que con el mundo no puede contemplarse a Dios? 
Hiere constantemente el ojo: es un granito de arena. 

VI.263 - Conclusión 

Amigo, es suficiente. Si quieres leer más, 
ve y conviértete tú mismo en la escritura y la esencia*

((*Nota de Toni: invitación final a reconocer la esencia del Ser: lo Absoluto))

FIN


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El Peregrino Querubínico (Angelus Silesius): (También titulado: «El Peregrino Querúbico»). Disponible en formato PDF aquí: http://www.gnosisonline.org/wp-content/uploads/2010/06/Peregrino-Querubinico.pdf y aquí: https://nytz.files.wordpress.com/2015/05/peregrino-querubinico.pdf (74 páginas; el archivo es el mismo en ambos links y no se trata de la obra completa, sino de los libros I y II). La obra completa sí está disponible aquí: https://nytz.files.wordpress.com/2015/06/peregrino-querubinico-completo-2.pdf y también en este otro archivo (es una traducción diferente): https://nytz.files.wordpress.com/2015/05/el-peregrino-querubico-angelus-silesiuscompleto.pdf (es también en formato PDF).
*

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